Recuperarse de terapia de ondas de choque no significa que tengas que renunciar al ejercicio. Pero antes de volver a la rutina, es fundamental saber cuándo y cómo hacerlo de forma segura. Desglosemos lo esencial para una vuelta a la actividad física suave e inteligente.
Curar primero, trabajar después
Después de la terapia con ondas de choque, la tentación de volver a la rutina de ejercicios puede ser muy fuerte. Pero no se precipite: su cuerpo necesita tiempo para recuperarse. Apresurarse a hacer ejercicio demasiado pronto puede deshacer todos los progresos realizados en la terapia e incluso provocar retrocesos. El primer paso en los entrenamientos posteriores a la terapia es comprender que la curación debe ir por delante del ajetreo. Esta paciencia dará sus frutos a largo plazo, ya que permitirá que su cuerpo se recupere por completo y se fortalezca.
Cuándo ponerse los cordones
Entonces, ¿cómo saber cuándo es seguro volver a hacer ejercicio? Escucha a tu cuerpo y sigue los consejos de tu terapeuta. Si siente dolor, molestias o hinchazón en la zona tratada, es una señal clara de que debe esperar. La luz verde suele llegar cuando sin dolorHa recuperado una buena amplitud de movimiento y se siente lo suficientemente fuerte como para realizar sus actividades cotidianas sin molestias. Consulte siempre a su terapeuta antes de atarse las zapatillas, ya que puede darle pautas específicas adaptadas a su recuperación.
Terapia post ondas de choque: Regreso paso a paso
Cuando te autoricen a hacer ejercicio, recuerda que se trata de ir poco a poco. Empieza con ejercicios de bajo impacto que no sobrecarguen los músculos ni las articulaciones en proceso de curación. Actividades como caminar, nadar o el yoga suave son excelentes puntos de partida. Aumente gradualmente la intensidad de sus ejercicios a medida que su cuerpo se fortalezca.
El calentamiento es fundamental: dedica unos minutos más a relajar los músculos para evitar lesiones. Presta atención a cómo responde tu cuerpo a cada entrenamiento. Si sientes dolor o molestias, reduce inmediatamente la intensidad. Y no olvides la importancia de los días de descanso; son tan cruciales para la recuperación como los propios entrenamientos.
¿Vuelves a incorporar el entrenamiento de fuerza a tu rutina? Concéntrese en la forma más que en el peso. Los ejercicios de resistencia ligeros con la forma adecuada ayudarán a reconstruir el músculo sin riesgo de lesiones. A medida que progreses, puedes aumentar gradualmente el peso y la intensidad, pero prioriza siempre el control y la técnica.