¿Funciona la terapia de ondas de choque para la bursitis de cadera?

Índice

La bursitis de cadera afecta a millones de personas en todo el mundo, causando un dolor debilitante que puede afectar gravemente a las actividades cotidianas y a la calidad de vida. Aunque los tratamientos tradicionales como el reposo, la medicación y las inyecciones proporcionan un alivio temporal a muchos pacientes, otros siguen luchando con síntomas persistentes. Esto ha suscitado un creciente interés por las terapias alternativas, en particular la terapia con ondas de choque extracorpóreas (ESWT), que podría cambiar las reglas del juego en el tratamiento de la bursitis de cadera. Investigaciones clínicas recientes han mostrado resultados prometedores de la terapia con ondas de choque en el tratamiento de diversas afecciones musculoesqueléticas, incluida la bursitis de cadera. Con tasas de éxito que oscilan entre 56% y 91% en múltiples estudios, esta opción de tratamiento no invasivo está ganando reconocimiento entre los profesionales de la salud y los pacientes por igual como una alternativa eficaz a las intervenciones más invasivas.

Introducción

Para comprender la relación entre la terapia con ondas de choque y la bursitis de cadera es necesario examinar tanto la afección en sí como la forma en que este tratamiento innovador aborda sus mecanismos subyacentes. La bursitis de cadera, formalmente conocida como síndrome de dolor trocantérico mayor (SDTG), representa una de las causas más comunes de dolor lateral de cadera en adultos, y afecta especialmente a personas mayores de 40 años.

¿Qué es la bursitis de cadera?

La bursitis de cadera consiste en la inflamación de los sacos llenos de líquido (bursas) que amortiguan la articulación de la cadera, concretamente la bursa trocantérica situada sobre el trocánter mayor del fémur. Estas bursas actúan como cojines protectores entre huesos, tendones y músculos, facilitando un movimiento suave durante el movimiento de la cadera. Cuando se inflaman, causan un dolor característico en la parte lateral de la cadera que a menudo se irradia hacia el muslo. La afección afecta predominantemente a la bursa trocantérea mayor, aunque también puede afectar a la bursa iliopsoas. Los estudios indican que la bursitis de cadera representa aproximadamente el 10-25% de todas las dolencias relacionadas con la cadera en las consultas de ortopedia, con una mayor prevalencia en mujeres que en hombres.

¿Qué son las ondas de choque?

La terapia con ondas de choque extracorpóreas representa una revolucionaria modalidad de tratamiento no invasivo que utiliza ondas acústicas para promover la curación de los tejidos dañados. Desarrollada originalmente para romper cálculos renales (litotricia), esta tecnología ha evolucionado en los últimos 25 años para tratar diversas afecciones musculoesqueléticas. La terapia consiste en enviar pulsos acústicos controlados a los tejidos afectados a través de la piel, estimulando procesos biológicos que favorecen la regeneración tisular y la reducción del dolor. Los dispositivos modernos de ondas de choque pueden generar ondas focalizadas o radiales, cada una con aplicaciones terapéuticas y patrones de administración de energía específicos.

¿Por qué considerar la terapia con ondas de choque para la bursitis de cadera?

Los tratamientos tradicionales de la bursitis de cadera a menudo sólo proporcionan un alivio temporal, y muchos pacientes experimentan una recurrencia de los síntomas a pesar de múltiples intervenciones. Las inyecciones de corticosteroides, aunque eficaces a corto plazo, pueden perder eficacia con el uso repetido y conllevan posibles efectos secundarios. La fisioterapia, aunque beneficiosa, requiere mucho tiempo y puede no tratar el daño tisular subyacente. La cirugía, reservada para casos refractarios, conlleva riesgos inherentes y largos periodos de recuperación. La terapia con ondas de choque ofrece una alternativa convincente, ya que aborda las causas profundas de la disfunción tisular manteniendo un excelente perfil de seguridad con un tiempo de inactividad mínimo.

Bursitis de cadera: Causas, síntomas y diagnóstico

La comprensión exhaustiva de la fisiopatología de la bursitis de cadera es esencial para apreciar cómo la terapia con ondas de choque proporciona beneficios terapéuticos. Esta afección implica complejas interacciones entre estructuras anatómicas, factores biomecánicos y procesos inflamatorios que contribuyen al dolor persistente y a la limitación funcional.

Anatomía de la bursitis de cadera

La bursa trocantérica mayor se sitúa entre el trocánter mayor del fémur y la banda iliotibial y el tendón del glúteo mayor. Esta disposición anatómica hace que la bursa sea susceptible de fricción y compresión durante el movimiento de la cadera, especialmente durante actividades que implican abducción o rotación externa repetitivas de la cadera. La bursa contiene normalmente una pequeña cantidad de líquido sinovial que reduce la fricción entre estas estructuras. Cuando la tensión mecánica supera la capacidad de adaptación de la bursa, se liberan mediadores inflamatorios que provocan un aumento de la producción de líquido, hinchazón y dolor. Comprender esta relación anatómica ayuda a explicar por qué ciertas actividades exacerban los síntomas y por qué tratamientos específicos como la terapia con ondas de choque pueden ser eficaces.

Bursitis de cadera Síntomas y presentación clínica

La bursitis de cadera suele manifestarse como un dolor agudo y quemante en la cara lateral de la cadera, a menudo descrito como profundo y doloroso. El dolor suele empeorar con actividades como subir escaleras, tumbarse sobre el lado afectado o caminar durante mucho tiempo. Muchos pacientes afirman tener dificultades para dormir debido al dolor postural, sobre todo al tumbarse sobre la cadera afectada. El dolor puede irradiarse a la parte lateral del muslo, a veces hasta la rodilla, y puede acompañarse de sensibilidad en el trocánter mayor. La rigidez matutina y el dolor con el movimiento inicial después de estar sentado mucho tiempo son quejas frecuentes. Estos síntomas pueden afectar significativamente a las actividades funcionales, dando lugar a patrones de movimiento compensatorios que pueden contribuir a problemas secundarios.

Diagnóstico diferencial

El diagnóstico preciso de la bursitis de cadera requiere diferenciarla de otras causas frecuentes de dolor lateral de cadera, como la artrosis de cadera, la radiculopatía lumbar y la tendinopatía glútea. La artrosis de cadera suele cursar con dolor inguinal y limitación de la amplitud de movimiento, mientras que la patología de la columna lumbar puede causar dolor irradiado con síntomas neurológicos. La tendinopatía glútea, en particular la que afecta a los tendones del glúteo medio y el glúteo menor, puede coexistir con la bursitis y requerir tratamiento simultáneo. El diagnóstico por imagen, incluida la ecografía o la resonancia magnética, puede ayudar a visualizar la inflamación bursal y descartar otras patologías. Los hallazgos de la exploración clínica, incluida la sensibilidad puntual sobre el trocánter mayor y el signo de Trendelenburg positivo, apoyan el diagnóstico cuando se combinan con los estudios de imagen adecuados.

Opciones tradicionales de tratamiento de la bursitis de cadera

Modificación de actividades

Fisioterapia

Medicamentos antiinflamatorios

Inyecciones de corticosteroides

Limitaciones de los tratamientos conservadores

Opciones quirúrgicas

Terapia con ondas de choque: Mecanismo y aplicaciones

Los efectos terapéuticos del tratamiento con ondas de choque se derivan de complejos mecanismos biológicos que abordan tanto los síntomas como la fisiopatología subyacente de la bursitis de cadera. La comprensión de estos mecanismos permite entender por qué este tratamiento ha mostrado resultados tan prometedores en la práctica clínica.

¿Qué es la terapia de ondas de choque?

La terapia de ondas de choque utiliza ondas acústicas generadas por dispositivos especializados para suministrar energía controlada a los tejidos diana. Estos pulsos acústicos de alta energía crean variaciones de presión que se propagan a través de los tejidos, desencadenando respuestas biológicas a nivel celular. La terapia puede administrarse mediante ondas de choque focalizadas, que concentran la energía a profundidades específicas, u ondas de choque radiales, que dispersan la energía más ampliamente cerca de la superficie de tratamiento. Los parámetros del tratamiento, como la densidad de energía, la frecuencia de impulsos y la duración de la sesión, se personalizan en función de la afección específica y de los factores del paciente. La naturaleza no invasiva del tratamiento permite su administración ambulatoria sin anestesia, lo que lo convierte en una opción atractiva para muchos pacientes.

¿Cómo funciona la terapia de ondas de choque?

Los mecanismos terapéuticos de la terapia con ondas de choque implican múltiples vías biológicas que favorecen la curación de los tejidos y la reducción del dolor. Las ondas acústicas crean una tensión mecánica que estimula el metabolismo celular, aumenta la expresión de factores de crecimiento y mejora el flujo sanguíneo a los tejidos tratados. Este proceso, conocido como mecanotransducción, desencadena la liberación de factores angiogénicos que promueven la formación de nuevos vasos sanguíneos (neovascularización). Además, las ondas de choque pueden interrumpir la transmisión de la señal de dolor al afectar a las terminaciones nerviosas y pueden ayudar a romper las calcificaciones o el tejido cicatricial que contribuyen a la disfunción. El tratamiento también estimula la producción de colágeno y otros componentes de la matriz extracelular esenciales para la reparación tisular, al tiempo que reduce los mediadores inflamatorios que perpetúan el ciclo del dolor.

Afecciones musculoesqueléticas comunes tratadas

La terapia con ondas de choque ha demostrado su eficacia en una amplia gama de trastornos musculoesqueléticos. Su versatilidad se debe a su capacidad para estimular la cicatrización, reducir la inflamación y aliviar el dolor. A continuación se indican algunas de las afecciones tratadas con más frecuencia:

Fascitis plantar

Codo de tenista (epicondilitis lateral)

Tendinitis calcificada del hombro

Tendinopatía de Aquiles

Tendinopatía rotuliana (rodilla de saltador)

Síndrome de dolor miofascial

Evidencia Científica: Terapia de ondas de choque para la bursitis de cadera

La base empírica del tratamiento con ondas de choque para la bursitis de cadera ha aumentado considerablemente en los últimos años, con múltiples estudios de alta calidad que demuestran su eficacia. Esta investigación aporta información valiosa sobre los resultados del tratamiento, los protocolos óptimos y los criterios de selección de pacientes.

Estudios clínicos

Revisiones sistemáticas y metaanálisis recientes han examinado la eficacia del tratamiento con ondas de choque para el síndrome de dolor trocantérico mayor, aportando pruebas exhaustivas de sus beneficios terapéuticos. Una revisión sistemática y un metanálisis de 2024 publicados en Musculoskeletal Care concluyeron que el tratamiento con ondas de choque debe considerarse una opción terapéutica viable para el SDGT debido a su incidencia relativamente baja de efectos secundarios y a su eficacia demostrada. Múltiples ensayos controlados aleatorizados han comparado el tratamiento con ondas de choque con los tratamientos tradicionales, incluidas las inyecciones de corticosteroides y la fisioterapia. Estos estudios muestran sistemáticamente mejoras significativas en las puntuaciones de dolor y los resultados funcionales, con efectos que a menudo se mantienen en el seguimiento a largo plazo. La calidad de las pruebas ha mejorado con el tiempo, y los estudios más recientes emplean metodologías rigurosas y muestras de mayor tamaño.

Principales resultados de la investigación

Las pruebas clínicas de la terapia con ondas de choque para el tratamiento de la bursitis de cadera demuestran beneficios consistentes en múltiples medidas de resultados, con especial fuerza en los dominios de reducción del dolor y mejora funcional.

Reducción del dolor

Los estudios clínicos demuestran sistemáticamente una reducción significativa del dolor tras el tratamiento con ondas de choque para la bursitis de cadera, y la mayoría de los pacientes experimentan una mejoría significativa a las 3-6 semanas del inicio del tratamiento. Las puntuaciones de la escala analógica visual (EAV) suelen disminuir entre 50 y 70% con respecto al valor basal, y muchos pacientes logran un alivio clínicamente significativo del dolor, definido como una reducción de al menos 2 puntos en una escala de 10 puntos. El alivio del dolor parece mantenerse en el tiempo, y los estudios de seguimiento muestran que los beneficios se mantienen a los 6 y 12 meses del tratamiento. Y lo que es más importante, la reducción del dolor suele comenzar durante el propio curso del tratamiento, observándose efectos acumulativos a medida que los pacientes progresan a través de múltiples sesiones.

Resultados de la mejora funcional

Los resultados funcionales tras el tratamiento con ondas de choque muestran mejoras sustanciales en las actividades de la vida diaria y en las medidas de calidad de vida. Las mejoras en la puntuación de los resultados de la discapacidad y la artrosis de cadera (HOOS) oscilan entre 30 y 60% en múltiples estudios, con beneficios particulares observados en las subescalas de dolor, síntomas y actividades de la vida diaria. Los pacientes informan de una mayor capacidad para dormir sobre el lado afectado, subir escaleras y participar en actividades recreativas. Las tasas de reincorporación al deporte son especialmente impresionantes entre las poblaciones atléticas, y muchos pacientes reanudan sus niveles de actividad anteriores en las 8-12 semanas siguientes a la finalización del tratamiento. Estas mejoras funcionales suelen correlacionarse con medidas objetivas de la fuerza y la amplitud de movimiento de la cadera.

Estudios comparativos de eficacia

Las comparaciones directas entre la terapia con ondas de choque y los tratamientos tradicionales revelan resultados favorables para el enfoque con ondas acústicas. Los estudios que comparan el tratamiento con ondas de choque con las inyecciones de corticosteroides muestran un alivio similar del dolor a corto plazo, pero resultados superiores a largo plazo para el tratamiento con ondas de choque. En comparación con la fisioterapia sola, el tratamiento con ondas de choque muestra un alivio más rápido del dolor y mejores resultados a los 3 meses de seguimiento. Los enfoques terapéuticos combinados, que incorporan tanto el tratamiento con ondas de choque como programas de ejercicio estructurados, muestran beneficios aditivos con las tasas de éxito más altas de las que se tiene constancia en la bibliografía. Estos estudios comparativos proporcionan una valiosa orientación para la selección y secuenciación del tratamiento en la práctica clínica.

Resultados del metanálisis

Los metaanálisis que agrupan datos de múltiples estudios proporcionan el mayor nivel de evidencia sobre la eficacia de la terapia con ondas de choque en el tratamiento de la bursitis de cadera. Los metanálisis recientes demuestran mejoras estadísticamente significativas en el dolor y la función en comparación con los grupos de control, con tamaños de efecto que van de moderados a grandes. Las tasas de éxito agrupadas, definidas como una reducción del dolor superior a 50%, oscilan entre 65 y 80% en todos los estudios. El número necesario a tratar (NNT) para lograr un alivio del dolor clínicamente significativo es de aproximadamente 2-3 pacientes, lo que indica una alta eficacia del tratamiento. Los análisis de subgrupos sugieren que la respuesta al tratamiento puede estar influida por factores como la duración de los síntomas, la edad del paciente y la patología concurrente, aunque estas relaciones requieren más investigación.

Limitaciones de la investigación actual

A pesar de las crecientes pruebas que apoyan el tratamiento con ondas de choque para la bursitis de cadera, hay que tener en cuenta varias limitaciones en la base de investigación actual. El tamaño de las muestras de muchos estudios sigue siendo relativamente pequeño, lo que limita la capacidad de detectar efectos modestos del tratamiento o de identificar factores predictivos de la respuesta. La duración del seguimiento varía significativamente de un estudio a otro, y algunos sólo proporcionan datos de resultados a corto plazo que pueden no reflejar la durabilidad del tratamiento a largo plazo. La estandarización de los protocolos de tratamiento sigue siendo un reto, ya que las variaciones en la densidad de energía, la frecuencia del pulso y el número de sesiones entre los estudios dificultan las comparaciones directas. Además, la mayoría de los estudios se centran en pacientes con bursitis de cadera aislada, lo que limita la generalización a pacientes con patología de cadera concurrente o presentaciones complejas.

Protocolo de tratamiento y selección de pacientes

El éxito del tratamiento con ondas de choque depende en gran medida de la selección adecuada de los pacientes y de protocolos de tratamiento estandarizados. Comprender estos factores es crucial para optimizar la eficacia del tratamiento y minimizar las posibles complicaciones.

Candidatos ideales para la terapia con ondas de choque

  • Pacientes con un diagnóstico confirmado de bursitis de cadera basado en una evaluación clínica o por imagen
  • Individuos que no han respondido a tratamientos conservadores después de al menos 6-8 semanas
  • Pacientes sin patología concurrente significativa de la cadera, incluyendo osteoartritis avanzada o desgarros labrales.
  • Adultos, normalmente entre 30 y 70 años, aunque también es importante la evaluación individualizada
  • Pacientes con expectativas realistas y propensos a cumplir los programas de tratamiento y las recomendaciones postratamiento.
  • Quienes no pueden recibir inyecciones de corticosteroides o desean evitar procedimientos quirúrgicos.
  • Individuos de actividad moderada a alta con objetivos funcionales claros, ya que tienden a mostrar mejores resultados clínicos.

Protocolo de tratamiento con ondas de choque

Los protocolos de tratamiento estándar suelen consistir en 3-5 sesiones espaciadas 1-2 semanas, aunque pueden ser necesarias variaciones individuales en función de la respuesta del paciente y la gravedad de los síntomas. En cada sesión se administran entre 1.500 y 2.500 impulsos de choque con densidades de energía que oscilan entre 0,1 y 0,4 mJ/mm², con parámetros precisos determinados por las especificaciones del dispositivo y la evaluación clínica. La duración del tratamiento por sesión oscila entre 15 y 20 minutos, incluido el tiempo de preparación y colocación. Los pacientes pueden experimentar molestias temporales durante el tratamiento, que generalmente se toleran bien sin anestesia. Las evaluaciones de seguimiento suelen programarse a las 2, 6 y 12 semanas después del tratamiento para supervisar los progresos y determinar la necesidad de sesiones adicionales. Puede ser necesario modificar el protocolo en función de los patrones de respuesta individuales y los tratamientos concurrentes.

Evaluación previa al tratamiento

Una evaluación exhaustiva previa al tratamiento garantiza la selección adecuada del paciente y establece mediciones de referencia para la evaluación de los resultados. La historia clínica debe documentar la duración de los síntomas, los tratamientos anteriores, las limitaciones funcionales y los objetivos del paciente. La exploración física incluye la evaluación de la amplitud de movimiento de la cadera, pruebas de fuerza e identificación de puntos sensibles. El diagnóstico por imagen, normalmente ecografía o resonancia magnética, confirma el diagnóstico y descarta patologías concurrentes que puedan afectar a la planificación del tratamiento. La formación del paciente sobre las expectativas del tratamiento, los posibles efectos secundarios y los cuidados postratamiento es esencial para obtener unos resultados óptimos. El cribado de contraindicaciones incluye la evaluación de embarazo, infección activa, neoplasia maligna y trastornos hemorrágicos. Las medidas basales de los resultados, incluidas las escalas de dolor y los cuestionarios funcionales, proporcionan herramientas objetivas de seguimiento del tratamiento.

Cuidados postratamiento

  • Restricciones de actividad: Evite las actividades de alto impacto o extenuantes durante 48 a 72 horas después de cada sesión de terapia con ondas de choque.
  • Ejercicios suaves: Realiza ejercicios suaves de amplitud de movimiento para mantener la movilidad articular y favorecer la curación.
  • Aplicación de hielo: Aplique compresas de hielo durante 10 a 15 minutos varias veces al día para reducir las molestias o la inflamación temporales.
  • Tratamiento del dolor: Utilice analgésicos según sea necesario, pero evite inicialmente los AINE, ya que pueden obstaculizar el proceso inflamatorio natural esencial para la reparación de los tejidos.
  • Retorno gradual a la actividad: Reanudar lentamente las actividades normales a lo largo de 4 a 6 semanas, guiado por la mejoría de los síntomas y el consejo clínico.
  • Visitas de seguimiento: Asista a las visitas de seguimiento programadas para supervisar el progreso del tratamiento y recibir recomendaciones sobre ajustes de la actividad.
  • Educación del paciente: Aprender a reconocer los signos de alarma (por ejemplo, dolor intenso, hinchazón, enrojecimiento) que requieren una evaluación médica inmediata.

Eficacia y tasas de éxito

Comprender el calendario y la magnitud de los efectos del tratamiento ayuda a los pacientes a desarrollar expectativas realistas y orienta la toma de decisiones clínicas en relación con los protocolos de tratamiento y los cuidados de seguimiento.

Resultados a corto plazo (0-3 meses)

Los resultados a corto plazo del tratamiento con ondas de choque para la bursitis de cadera suelen ser favorables, y la mayoría de los pacientes experimentan cierto grado de mejoría de los síntomas en las 2-4 semanas siguientes al inicio del tratamiento. La reducción del dolor suele comenzar durante el propio tratamiento, con una mejoría progresiva que continúa durante varias semanas después del tratamiento. Los estudios informan de que entre el 60 y el 75% de los pacientes logran un alivio clínicamente significativo del dolor (reducción >50% en las puntuaciones de la EVA) a las 6 semanas de finalizar el tratamiento. Las mejoras funcionales suelen ir por detrás de la reducción del dolor, pero se hacen evidentes entre 8 y 12 semanas después del tratamiento. La mejora de la calidad del sueño es uno de los primeros beneficios de los que se tiene constancia, y suele producirse en las primeras 2-3 semanas. Los índices de satisfacción de los pacientes durante este periodo oscilan entre el 70 y el 85%, y la mayoría de ellos afirman que recomendarían el tratamiento a otras personas con dolencias similares.

Resultados a largo plazo (6-12 meses)

Los estudios de seguimiento a largo plazo demuestran beneficios sostenidos para la mayoría de los pacientes que responden al tratamiento inicial, con tasas de éxito que permanecen estables o mejoran con el tiempo. El alivio del dolor conseguido a los 3 meses suele mantenerse en las evaluaciones de seguimiento a los 6 y 12 meses, y algunos pacientes experimentan una mejoría continuada más allá del periodo de tratamiento inicial. Los resultados funcionales muestran una durabilidad similar, con mejoras mantenidas en las actividades de la vida diaria y recreativas. Las tasas de recurrencia son relativamente bajas, oscilando entre 10-20% al año de seguimiento, aunque estos pacientes suelen responder bien a sesiones de tratamiento adicionales. Las tasas de vuelta a la actividad siguen siendo altas, y la mayoría de los pacientes mantienen los niveles de actividad deseados durante el periodo de seguimiento. Las mediciones de la calidad de vida siguen mostrando beneficios, y los pacientes informan de mejoras sostenidas en el bienestar general y la satisfacción vital.

Factores que influyen en el éxito del tratamiento

  • Duración de los síntomas: Los pacientes tratados en los 6 meses siguientes a la aparición de los síntomas suelen obtener mejores resultados que aquellos con síntomas de larga duración.
  • Edad del paciente: Los pacientes más jóvenes (menores de 50 años) tienden a tener mayores tasas de éxito en comparación con las personas mayores.
  • Índice de masa corporal (IMC): los pacientes con peso normal suelen responder mejor al tratamiento que los obesos.
  • Patologías concomitantes de la cadera: Afecciones como la artrosis de cadera o la tendinopatía glútea pueden reducir la eficacia del tratamiento con ondas de choque.
  • Cumplimiento del tratamiento: El cumplimiento de las sesiones de terapia prescritas y de las recomendaciones de actividad posteriores al tratamiento es crucial para obtener resultados óptimos.
  • Educación y compromiso del paciente: Educar a los pacientes sobre su enfermedad y la importancia de seguir las directrices mejora el éxito del tratamiento.

Opiniones de expertos y directrices clínicas

Las perspectivas profesionales y las directrices clínicas proporcionan un contexto valioso para comprender el papel de la terapia con ondas de choque dentro del panorama más amplio de las opciones de tratamiento de la bursitis de cadera.

Perspectivas de los cirujanos ortopédicos

Los cirujanos ortopédicos reconocen cada vez más la terapia con ondas de choque como una valiosa opción de tratamiento para los pacientes con bursitis de cadera refractaria, en particular los que buscan alternativas a las repetidas inyecciones de corticosteroides. Muchos especialistas valoran la naturaleza no invasiva del tratamiento y su perfil de seguridad favorable, que lo convierten en una opción atractiva para pacientes con múltiples comorbilidades o contraindicaciones para otros tratamientos. Desde el punto de vista de los cirujanos, se subraya la importancia de seleccionar adecuadamente a los pacientes y de establecer expectativas realistas, señalando que, aunque es muy eficaz para muchos pacientes, el tratamiento con ondas de choque puede no ser adecuado para todos los casos. La integración en los patrones de práctica varía: algunos cirujanos ofrecen tratamiento en la consulta, mientras que otros derivan a centros especializados. El creciente número de pruebas que respaldan el tratamiento con ondas de choque ha hecho que los traumatólogos lo acepten cada vez más, aunque algunos siguen siendo cautos a la espera de datos sobre resultados a más largo plazo.

Medicina física y rehabilitación Puntos de vista

Los especialistas en medicina física y rehabilitación tienden a considerar la terapia con ondas de choque como un excelente complemento de los programas de rehabilitación integral, especialmente cuando se combina con intervenciones de ejercicio dirigidas. Estos especialistas subrayan la importancia de abordar los factores biomecánicos subyacentes que contribuyen a la bursitis de cadera, y ven la terapia con ondas de choque como un componente de un enfoque de tratamiento multimodal. Muchos aprecian la capacidad del tratamiento para acelerar la curación y reducir el dolor, mejorando potencialmente la participación del paciente en las actividades de rehabilitación. La naturaleza no farmacológica del tratamiento encaja bien con la filosofía de la rehabilitación, evitando posibles complicaciones asociadas a medicamentos o inyecciones. La integración con la fisioterapia tradicional parece especialmente beneficiosa, y los enfoques combinados muestran resultados superiores en comparación con cualquiera de los dos tratamientos por separado.

Directrices clínicas actuales

Las directrices clínicas actuales para el tratamiento de la bursitis de cadera han empezado a incorporar el tratamiento con ondas de choque como opción recomendada para los pacientes en los que fracasa el tratamiento conservador inicial. Las organizaciones profesionales, incluidas varias sociedades de ortopedia y medicina deportiva, han elaborado declaraciones de posición que apoyan el uso del tratamiento con ondas de choque para afecciones musculoesqueléticas, aunque las directrices específicas para la bursitis de cadera siguen siendo limitadas. La Academia Americana de Cirujanos Ortopédicos (AAOS) reconoce la terapia con ondas de choque extracorpóreas como una opción de tratamiento para diversas tendinopatías, aunque las recomendaciones específicas para la bursitis de cadera esperan un mayor desarrollo de pruebas. Las directrices internacionales muestran una aceptación cada vez mayor, y las sociedades médicas europeas y asiáticas ofrecen recomendaciones más específicas para el tratamiento del dolor de cadera con ondas de choque. Se espera que las futuras actualizaciones de las directrices proporcionen recomendaciones más detalladas a medida que la base de pruebas siga ampliándose.

Preguntas frecuentes

P1: ¿Con qué rapidez puedo esperar alivio tras el tratamiento con ondas de choque para la bursitis de cadera?

Muchos pacientes notan una reducción del dolor en unas pocas sesiones, pero los beneficios totales suelen desarrollarse gradualmente a lo largo de 4 a 8 semanas, a medida que avanza la curación.

P2: ¿Es doloroso o incómodo el tratamiento con ondas de choque?

La mayoría de las personas experimentan una ligera molestia durante el tratamiento, a menudo descrita como una sensación de golpecitos. Suele ser bien tolerado y breve, sin necesidad de anestesia.

P3: ¿Cuántos tratamientos necesitaré para ver resultados?

Normalmente, se recomiendan de 3 a 5 sesiones espaciadas una semana, pero el número exacto depende de la respuesta individual y de la gravedad.

P4: ¿Puede la terapia con ondas de choque sustituir a la cirugía o a las inyecciones de esteroides?

Para muchos, sí. Ofrece una alternativa no invasiva que favorece la curación natural sin los riesgos asociados a las inyecciones o la cirugía.

P5: ¿Existe algún riesgo o efecto secundario que deba conocer?

Los efectos secundarios suelen ser leves y temporales, como un ligero enrojecimiento o dolor en la zona tratada. Las complicaciones graves son poco frecuentes.

P6: ¿Quién NO es un buen candidato para el tratamiento con ondas de choque?

Las personas con trastornos hemorrágicos, infecciones o dispositivos médicos implantados, como marcapasos, deben evitar el tratamiento con ondas de choque. Consulte siempre antes a su médico.

Conclusión

Terapia de ondas de choque se perfila como un prometedor tratamiento no invasivo de la bursitis de cadera, con numerosos estudios de alta calidad que informan de 65-80% tasas de éxito en el alivio del dolor y la mejora funcional. Su capacidad para actuar sobre la patología tisular subyacente -en lugar de limitarse a enmascarar los síntomas- lo diferencia de los métodos convencionales. Con un excelente perfil de seguridad y un respaldo clínico cada vez mayor, el tratamiento con ondas de choque es especialmente adecuado para pacientes que no han respondido a tratamientos conservadores. Aunque no es ideal para todo el mundo, los pacientes adecuadamente seleccionados pueden esperar beneficios significativos y sostenidos. A medida que la investigación siga perfeccionando los protocolos e identificando a los candidatos óptimos, es probable que la terapia con ondas de choque se convierta en una herramienta clave en el tratamiento de la bursitis de cadera. Los pacientes deben consultar a profesionales sanitarios cualificados para evaluar si este tratamiento se adapta a su estado individual. Su integración en la práctica clínica refleja un cambio hacia una atención mínimamente invasiva y basada en pruebas que equilibra la eficacia con la seguridad, ofreciendo nuevas esperanzas de alivio duradero de la bursitis de cadera.

Referencias

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