¿La terapia de ondas de choque aumenta realmente el rendimiento o es sólo un placebo?

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Introducción: Comprender la terapia de ondas de choque

En los últimos años, la terapia con ondas de choque se ha convertido en una modalidad destacada en los centros de medicina deportiva y rehabilitación de todo el mundo. Desde los atletas profesionales que buscan ventajas competitivas hasta los guerreros de fin de semana que tratan lesiones crónicas, este tratamiento no invasivo ha captado una gran atención. Sin embargo, su creciente popularidad viene acompañada de un mayor escrutinio: ¿ofrece la terapia con ondas de choque auténticos beneficios fisiológicos o se trata simplemente de un elaborado efecto placebo? Este exhaustivo estudio examina las pruebas científicas, las aplicaciones clínicas y los resultados en el mundo real para determinar si la terapia con ondas de choque mejora realmente el rendimiento atlético o si sólo genera tranquilidad psicológica.

Qué es la terapia de ondas de choque

La terapia con ondas de choque, denominada clínicamente terapia extracorpórea con ondas de choque (ESWT), consiste en la transmisión de ondas acústicas a tejidos diana mediante dispositivos médicos especializados. Estas ondas sonoras de alta energía generan una presión mecánica que penetra profundamente bajo la epidermis y alcanza estructuras musculoesqueléticas como músculos, tendones, ligamentos y huesos. Existen dos modalidades principales: la terapia con ondas de choque focalizadas, que concentra la energía en localizaciones anatómicas precisas, y la terapia con ondas de choque radiales, que dispersa la presión acústica por zonas de tratamiento más amplias. El mecanismo terapéutico opera a nivel celular y molecular, desencadenando vías de mecanotransducción que inician procesos de regeneración y reparación tisular.

Por qué interesa a deportistas y entusiastas del fitness

Los deportistas recurren cada vez más a la terapia con ondas de choque por sus supuestas ventajas para acelerar la recuperación, mitigar los síndromes de dolor crónico y mejorar potencialmente los parámetros de rendimiento. A diferencia de las intervenciones farmacológicas o quirúrgicas, la ESWT ofrece una alternativa no invasiva con contraindicaciones mínimas y un tiempo de inactividad insignificante. Las organizaciones deportivas profesionales han integrado esta modalidad en protocolos integrales de recuperación, mientras que los entusiastas del fitness buscan acelerar la curación de lesiones por uso excesivo como la fascitis plantar, la tendinopatía del tendón de Aquiles y la epicondilitis lateral. El atractivo del tratamiento radica en la promesa de acortar los periodos de rehabilitación, mejorar la calidad de los tejidos y aliviar el dolor de forma sostenida sin medicamentos sistémicos ni procedimientos invasivos que requieran una convalecencia prolongada.

Cómo funciona la terapia de ondas de choque

Para comprender los mecanismos fisiológicos subyacentes a la terapia con ondas de choque es preciso examinar sus efectos a múltiples niveles biológicos. Las ondas acústicas generadas durante el tratamiento inician respuestas celulares complejas que van mucho más allá de la simple estimulación mecánica. Estos procesos implican intrincadas vías de señalización, respuestas vasculares y remodelación tisular que contribuyen colectivamente a los resultados terapéuticos. Para apreciar plenamente si los beneficios del rendimiento son genuinos o percibidos, primero debemos comprender la ciencia fundamental que rige esta modalidad de tratamiento.

La ciencia de las ondas de choque y la respuesta de los tejidos

Las ondas acústicas durante la ESWT crean rápidas fluctuaciones de presión que inducen tensión mecánica en las membranas celulares, desencadenando cascadas de mecanotransducción. Este fenómeno activa diversas moléculas de señalización, como el óxido nítrico (NO), el factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β). Estos mediadores bioquímicos estimulan la neovascularización, mejoran el metabolismo celular y promueven la regeneración tisular. Además, las ondas de choque generan efectos de cavitación -la formación y el colapso de burbujas microscópicas de gas- que amplifican aún más las fuerzas mecánicas. Los estudios que utilizan análisis histológicos demuestran un aumento de la proliferación celular, en particular de fibroblastos y osteoblastos, en los tejidos tratados, lo que sugiere una auténtica actividad biológica más allá de la percepción subjetiva.

Efectos en músculos, tendones y tejido conjuntivo

Los tejidos musculoesqueléticos responden de forma diferenciada a la estimulación por ondas acústicas. En el tejido muscular, las ondas de choque potencian la función mitocondrial, mejoran la síntesis de trifosfato de adenosina (ATP) y reducen citoquinas inflamatorias como la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α). Los tendones muestran respuestas especialmente favorables, ya que la ESWT promueve la proliferación de tenocitos y la alineación organizada de las fibras de colágeno, abordando la desorganización patológica característica de la tendinopatía. Las matrices del tejido conectivo se remodelan a medida que se modulan las metaloproteinasas, lo que facilita la degradación de los componentes extracelulares dañados y estimula al mismo tiempo la producción de proteínas de matriz sanas. Estas adaptaciones específicas del tejido sugieren mecanismos terapéuticos específicos en lugar de respuestas placebo generalizadas.

Impacto en el flujo sanguíneo, la producción de colágeno y la recuperación

La neovascularización representa un resultado terapéutico fundamental del tratamiento con ondas de choque. El aumento del VEGF promueve la angiogénesis, estableciendo nuevas redes capilares que mejoran el suministro de oxígeno y la eliminación de metabolitos en tejidos previamente isquémicos o mal perfundidos. La mejora de la microcirculación facilita el transporte de nutrientes esenciales para la reparación tisular. Simultáneamente, aumenta la síntesis de colágeno, con especial énfasis en la producción de colágeno de tipo I, que proporciona integridad estructural a tendones, ligamentos y fascia. La estimulación acústica también modula los patrones de reticulación del colágeno, optimizando la elasticidad y la resistencia a la tracción de los tejidos. La mejora de la arquitectura del colágeno, combinada con una mejor irrigación vascular, crea las condiciones óptimas para acelerar la recuperación y mejorar potencialmente la capacidad funcional de los deportistas.

Posibles beneficios de la terapia con ondas de choque para el rendimiento

Los atletas y los profesionales de la medicina deportiva consideran cada vez más la terapia con ondas de choque como algo más que una herramienta de rehabilitación. Las nuevas evidencias sugieren aplicaciones potenciales para la mejora del rendimiento, la prevención de lesiones y el mantenimiento de una función musculoesquelética óptima. Mientras que los objetivos terapéuticos tradicionales se centraban en la resolución de patologías, las aplicaciones contemporáneas exploran si la ESWT puede elevar el rendimiento de referencia en tejidos sanos. En esta sección se examinan diversos mecanismos a través de los cuales la terapia con ondas de choque podría conferir ventajas competitivas a los atletas de todos los niveles.

Recuperación muscular y reducción del dolor

El daño muscular posterior al ejercicio se manifiesta como dolor muscular de aparición retardada (DOMS), caracterizado por desgarros microscópicos en las miofibrillas, infiltración inflamatoria y deterioro funcional temporal. El tratamiento con ondas de choque aplicado después del entrenamiento parece atenuar estos síntomas al acelerar la resolución inflamatoria y potenciar la activación de las células satélite, que intervienen en la reparación de las fibras musculares. Las investigaciones que utilizan la creatina quinasa (CK) y la lactato deshidrogenasa (LDH) como biomarcadores demuestran una reducción de la elevación enzimática tras la intervención con ESWT en comparación con las condiciones de control. Los atletas informan de mejoras subjetivas en la velocidad de recuperación, lo que se traduce en un aumento de la frecuencia y el volumen de entrenamiento. Sin embargo, distinguir los cambios fisiológicos objetivos de las percepciones impulsadas por las expectativas sigue siendo un reto metodológico.

Mejora de la función tendinosa y articular

Las tendinopatías crónicas merman considerablemente el rendimiento deportivo, sobre todo en actividades que requieren cargas repetitivas como correr, saltar o lanzar. La ESWT es especialmente eficaz para tratar dolencias como la tendinopatía rotuliana ("rodilla de saltador") y la tendinopatía aquílea, en las que los tratamientos convencionales suelen dar resultados decepcionantes. El mecanismo consiste en estimular la remodelación del tendón mediante microtraumatismos controlados, mejorando paradójicamente la calidad del tejido mediante la inducción estratégica del daño. Las estructuras articulares se benefician indirectamente, ya que los tejidos blandos periarticulares sufren modificaciones terapéuticas que pueden mejorar la propiocepción y el control neuromuscular. La mejora de las propiedades mecánicas de los tendones -incluidos el aumento de la rigidez y el retroceso elástico- puede mejorar teóricamente la eficacia de la transmisión de la fuerza, aunque los datos concluyentes sobre el rendimiento siguen siendo limitados en poblaciones atléticas de élite.

Prevención de lesiones y apoyo a la rehabilitación

Las aplicaciones preventivas de la terapia con ondas de choque representan una nueva frontera en la medicina deportiva. Al abordar la degeneración tisular subclínica antes de la presentación sintomática, la ESWT podría reducir teóricamente la incidencia de lesiones. Los tendones que muestren cambios patológicos tempranos en las imágenes ecográficas -como aumento del grosor, regiones hipoecoicas o neovascularización- pueden beneficiarse de un tratamiento preventivo. Durante la rehabilitación activa de lesiones agudas, el tratamiento con ondas de choque puede acelerar la transición a través de las fases inflamatoria, proliferativa y de remodelación de la cicatrización tisular. Los protocolos clínicos incorporan cada vez más la ESWT junto con ejercicios de carga progresiva, terapia manual y entrenamiento neuromuscular. Los efectos sinérgicos de las intervenciones combinadas complican la atribución de beneficios específicos al tratamiento con ondas de choque.

Reducción del dolor y activación neuromuscular

Los efectos analgésicos de la terapia con ondas de choque se producen a través de múltiples mecanismos, entre ellos la analgesia por hiperestimulación, en la que una entrada sensorial intensa sobrecarga temporalmente las vías del dolor, y la reducción de la sustancia P, un neuropéptido implicado en la nocicepción. Además, la ESWT puede modular los puntos gatillo de los músculos -nódulos hiperirritables asociados a los síndromes de dolor miofascial- al alterar las contracturas anómalas de los sarcómeros y mejorar la circulación local. La reducción del dolor permite a los deportistas mantener una intensidad de entrenamiento que de otro modo podría verse comprometida. Además, las pruebas preliminares sugieren que el tratamiento con ondas de choque puede aumentar el reclutamiento de unidades motoras y mejorar la coordinación neuromuscular, aunque estos resultados deben validarse mediante estudios electromiográficos rigurosos. Distinguir los cambios neurofisiológicos genuinos de las mejoras del rendimiento mediadas por el dolor plantea retos de investigación constantes.

Investigación del efecto placebo

El efecto placebo es uno de los fenómenos más poderosos de la medicina, aunque el menos conocido. En las intervenciones musculoesqueléticas, especialmente las que implican tecnología y entornos clínicos sofisticados, las respuestas placebo pueden ser sustanciales. La terapia de ondas de choque, con sus impresionantes equipos, pulsos acústicos audibles y estimulación sensorial, crea las condiciones propicias para obtener resultados basados en las expectativas. La evaluación crítica de esta dimensión es esencial para comprender la verdadera eficacia del tratamiento y garantizar la toma de decisiones clínicas basadas en pruebas, en lugar de perpetuar un entusiasmo infundado.

Influencia psicológica de la terapia de ondas de choque

El encuentro terapéutico en torno a la terapia con ondas de choque abarca numerosos elementos que potencian las respuestas placebo. Los pacientes reciben tratamiento de profesionales sanitarios acreditados que utilizan equipos caros y tecnológicamente avanzados en entornos clínicos que transmiten legitimidad y experiencia. El tratamiento en sí produce sensaciones tangibles -que van desde una leve molestia a un dolor importante- que los pacientes suelen interpretar como prueba de actividad terapéutica. Esta experiencia somática, combinada con la confianza del proveedor y las expectativas del paciente establecidas mediante conversaciones previas al tratamiento, crea poderosos efectos curativos contextuales. Los estudios de neuroimagen demuestran que las intervenciones con placebo activan los sistemas opioides endógenos y modulan la percepción del dolor a través de vías inhibitorias descendentes, produciendo cambios fisiológicos mensurables independientes de los mecanismos específicos del tratamiento.

Estudios que destacan las respuestas al placebo

Las investigaciones metodológicamente rigurosas que examinan el tratamiento con ondas de choque incorporan cada vez más controles simulados para aislar los efectos específicos del tratamiento de las respuestas placebo. Varios ensayos controlados aleatorizados (ECA) demuestran que los pacientes que reciben dispositivos de ondas de choque desactivados -que producen sonidos y sensaciones sin presión acústica terapéutica- informan de mejoras cercanas al 30-40% de los que reciben tratamiento auténtico. Esta importante respuesta placebo complica la interpretación de los estudios observacionales no controlados en los que todos los participantes reciben tratamiento activo. Los metanálisis que intentan cuantificar los verdaderos efectos del tratamiento por encima de la línea de base del placebo revelan ventajas modestas pero estadísticamente significativas para la ESWT genuina. Sin embargo, los tamaños de los efectos varían considerablemente en función de las afecciones, y algunas patologías muestran respuestas sólidas, mientras que otras demuestran una superioridad mínima sobre las intervenciones simuladas.

Diferenciar los beneficios fisiológicos reales de los efectos percibidos

Para distinguir las respuestas biológicas genuinas de las mejoras mediadas psicológicamente se requieren medidas objetivas de los resultados que vayan más allá de las escalas subjetivas del dolor y los cuestionarios funcionales. El análisis de biomarcadores, incluidos los perfiles de citocinas inflamatorias, las concentraciones de factores de crecimiento y los productos de degradación tisular, proporciona pruebas objetivas de la actividad biológica. Las modalidades avanzadas de diagnóstico por imagen, como la resonancia magnética (RM), la elastografía por ultrasonidos y la tomografía por emisión de positrones (PET), pueden documentar cambios estructurales y metabólicos en los tejidos tratados. Las pruebas biomecánicas, incluidas las mediciones de la rigidez de los tendones y las evaluaciones de la producción de fuerza, ofrecen una validación funcional. Los estudios que incorporan estas medidas objetivas generalmente respaldan la actividad fisiológica del tratamiento con ondas de choque, aunque la magnitud del beneficio clínico y su relación con las mejoras subjetivas sigue siendo objeto de debate.

Experiencias reales y opiniones de los deportistas

Mientras que la investigación controlada en laboratorio proporciona pruebas esenciales sobre los mecanismos y la eficacia de la terapia con ondas de choque, la aplicación en el mundo real en poblaciones atléticas ofrece conocimientos complementarios. Atletas profesionales, médicos deportivos y especialistas en rehabilitación han acumulado una amplia experiencia práctica con la ESWT en diversos contextos. Estas perspectivas, aunque anecdóticas, arrojan luz sobre consideraciones prácticas como los protocolos de tratamiento, la combinación con otras modalidades y los factores que influyen en la variabilidad de la respuesta individual. El examen de estas experiencias enriquece nuestra comprensión más allá de lo que pueden revelar los ensayos controlados por sí solos.

Testimonios de deportistas profesionales

Atletas de élite de diversas disciplinas afirman haber incorporado la terapia con ondas de choque a programas integrales de recuperación y mantenimiento. Los corredores profesionales que tratan la patología crónica del tendón de Aquiles describen una reducción sostenida del dolor que les permite continuar con un entrenamiento de alto kilometraje. Los jugadores de baloncesto y voleibol atribuyen a la ESWT la aceleración de la recuperación de la tendinopatía rotuliana, reduciendo el tiempo de ausencia de la competición. Los tenistas utilizan la terapia de ondas de choque para el tratamiento de la epicondilitis lateral y afirman que mejora la fuerza de agarre y reduce la dependencia de la medicación. Sin embargo, la interpretación de estos testimonios requiere cautela: los atletas reciben múltiples intervenciones simultáneas, lo que hace problemática la atribución a una única modalidad. Además, el sesgo de supervivencia afecta a los testimonios de los atletas, ya que es menos probable que las personas que experimentan malos resultados respalden públicamente los tratamientos. Los apoyos profesionales deben contextualizarse dentro de marcos de evidencia más amplios.

Comparación de la terapia de ondas de choque con otras modalidades de recuperación

La recuperación atlética abarca numerosas intervenciones emergentes y basadas en pruebas, como la crioterapia, la terapia de compresión, el masaje, los protocolos de recuperación activa y diversas modalidades tecnológicas. La investigación comparativa de la eficacia sugiere que la terapia con ondas de choque demuestra ventajas particulares para tendinopatías específicas y afecciones calcificadas en comparación con la fisioterapia convencional sola. Sin embargo, en el caso de las agujetas generales y la fatiga inespecífica, las pruebas de su superioridad sobre los métodos de recuperación establecidos siguen siendo limitadas. Los profesionales subrayan que la ESWT funciona de forma óptima como un componente más de las estrategias de recuperación integrales y no como una intervención aislada. La naturaleza específica del tratamiento lo hace especialmente valioso para tratar tejidos patológicos concretos, mientras que las modalidades complementarias abordan las necesidades de recuperación sistémicas. Las mejores prácticas actuales se caracterizan por la integración más que por la sustitución.

Lecciones de los médicos deportivos

Los clínicos con amplia experiencia en el tratamiento con ondas de choque destacan varias consideraciones prácticas que afectan a los resultados. La selección del paciente es fundamental: las personas con tendinopatías bien definidas y patología localizada responden más favorablemente que aquellas con dolencias difusas e inespecíficas. Los parámetros de tratamiento, como la densidad de flujo de energía, la frecuencia de impulsos y el número total de impulsos, requieren una individualización basada en el tipo de tejido, la gravedad de la patología y la tolerancia del paciente. Los facultativos señalan que los tratamientos iniciales a menudo producen una exacerbación temporal de los síntomas antes de que se manifieste la mejoría, lo que requiere la educación del paciente para mantener la adherencia al tratamiento. La combinación de la ESWT con ejercicios de carga progresiva parece superior al tratamiento pasivo por sí solo. Los médicos también reconocen sus limitaciones: la terapia con ondas de choque demuestra una eficacia mínima en determinadas afecciones, como distensiones musculares agudas, lesiones ligamentosas y patologías neurológicas.

Maximización de los resultados de la terapia con ondas de choque

La optimización de los resultados de la terapia con ondas de choque va más allá de las propias sesiones de tratamiento. El rendimiento deportivo depende de numerosos sistemas fisiológicos interconectados, y las intervenciones aisladas rara vez producen beneficios máximos. La ciencia contemporánea del deporte hace hincapié en los enfoques integrados en los que las modalidades terapéuticas sinergizan con el entrenamiento, la nutrición, el sueño y los factores relacionados con el estilo de vida. Para los atletas que se plantean la terapia con ondas de choque, resulta esencial comprender cómo contextualizar este tratamiento dentro de estrategias más amplias de optimización del rendimiento, a fin de tener expectativas realistas y obtener el máximo rendimiento de la inversión.

Combinar la terapia con el entrenamiento de fuerza y los protocolos de recuperación

La terapia con ondas de choque demuestra una mayor eficacia cuando se integra con programas de rehabilitación y entrenamiento basados en la evidencia, en lugar de aplicarse de forma aislada. Los ejercicios de carga progresiva del tendón, fundamentales para tratar las tendinopatías, parecen funcionar de forma sinérgica con la ESWT al proporcionar estímulos mecánicos que complementan las respuestas biológicas iniciadas por las ondas acústicas. Los protocolos de fortalecimiento excéntrico, en particular para los tendones de Aquiles y rotuliano, deben continuar junto con los tratamientos con ondas de choque. Del mismo modo, el tratamiento de las deficiencias biomecánicas mediante el reentrenamiento del movimiento, las modificaciones del calzado o las intervenciones ortopédicas previene el desarrollo recurrente de patologías. Los protocolos de recuperación que incluyen intervalos de descanso adecuados, un diseño de entrenamiento periodizado y modalidades complementarias crean las condiciones óptimas para la adaptación de los tejidos. Considerar la terapia con ondas de choque como un catalizador dentro de programas integrales, en lugar de una solución independiente, está en consonancia con la filosofía contemporánea de la medicina deportiva.

Frecuencia y duración de sesión óptimas para aumentar el rendimiento

Los protocolos de tratamiento varían considerablemente en función de las afecciones y los entornos clínicos, aunque la investigación proporciona una orientación general. La mayoría de las afecciones requieren entre 3 y 6 sesiones de tratamiento espaciadas entre 5 y 10 días para permitir que se manifiesten las respuestas biológicas entre los tratamientos. En cada sesión se suelen administrar entre 2.000 y 4.000 impulsos con densidades de flujo energético que oscilan entre 0,1 y 0,4 mJ/mm² en función del tipo de tejido y los objetivos del tratamiento. La terapia con ondas de choque focalizadas utiliza energías más altas dirigidas a estructuras anatómicas precisas, mientras que los protocolos radiales emplean energías más bajas en zonas más amplias. Para el mantenimiento del rendimiento en atletas sanos, más que para el tratamiento de patologías, pueden bastar frecuencias e intensidades más bajas. Un tratamiento demasiado agresivo o frecuente puede inducir una inflamación excesiva y retrasar la recuperación. La tolerancia individual, la monitorización de la respuesta de los tejidos y la evolución de los síntomas deben guiar los ajustes del protocolo en lugar de la adhesión rígida a programas predeterminados.

Apoyo a la nutrición, el sueño y la hidratación

La reparación tisular y la adaptación tras el tratamiento con ondas de choque dependen fundamentalmente de sustratos nutricionales adecuados, del entorno hormonal y de las condiciones fisiológicas de recuperación. La ingesta de proteínas que favorecen la síntesis de colágeno -aproximadamente 1,6-2,2 g/kg de peso corporal al día para los deportistas- proporciona los aminoácidos esenciales, como glicina, prolina e hidroxiprolina, necesarios para la remodelación del tejido conjuntivo. La vitamina C actúa como cofactor de la hidroxilación del colágeno, mientras que el zinc favorece la función de la metaloproteinasa de la matriz. Los ácidos grasos omega-3 modulan favorablemente las respuestas inflamatorias. La cantidad y la calidad del sueño afectan enormemente a la reparación tisular a través de la secreción de la hormona del crecimiento y los procesos anabólicos que tienen lugar durante las fases de sueño profundo. La restricción crónica del sueño perjudica la recuperación independientemente de las intervenciones terapéuticas empleadas. La hidratación mantiene la turgencia tisular y facilita el transporte de metabolitos esenciales para los procesos de curación iniciados por la terapia de ondas de choque.

Seguimiento objetivo de las mejoras de rendimiento

Las impresiones subjetivas de mejoría, aunque valiosas, resultan insuficientes para una evaluación rigurosa de la eficacia del tratamiento con ondas de choque. Los atletas deben aplicar sistemas de seguimiento objetivos que incluyan métricas de rendimiento relevantes para su deporte: tiempos de sprint, altura de salto vertical, velocidad de lanzamiento o puntos de referencia de resistencia. Las escalas de dolor como la Escala Visual Analógica (EVA) o la Escala de Valoración Numérica (NRS) proporcionan un seguimiento cuantificable de los síntomas. Las herramientas de evaluación funcional, como los cuestionarios del Victorian Institute of Sport Assessment (VISA), ofrecen medidas de resultados validadas para tendinopatías específicas. La monitorización de la carga de entrenamiento mediante datos de la sesión de evaluación del esfuerzo percibido (RPE) o del medidor de potencia revela cambios en la capacidad a lo largo del tratamiento. Los atletas avanzados pueden acceder a pruebas de laboratorio como la dinamometría de fuerza, la caracterización tisular por ultrasonidos o el análisis de biomarcadores. La recopilación sistemática de datos permite tomar decisiones basadas en pruebas sobre la continuación, modificación o interrupción del tratamiento con ondas de choque.

Reflexiones finales

La capacidad de la terapia de ondas de choque para mejorar el rendimiento deportivo no es absoluta ni puramente placebo. Las pruebas demuestran ESWT desencadena respuestas biológicas reales, como la neovascularización, la remodelación del colágeno, la modulación inflamatoria y la proliferación celular, produciendo efectos tisulares mensurables. Sin embargo, los beneficios sobre el rendimiento en atletas sanos siguen siendo modestos y varían individualmente. Los efectos placebo contribuyen a los resultados comunicados por los pacientes, a veces representando el 30-50% de la mejoría percibida, aunque reflejan cambios neurofisiológicos genuinos que afectan al dolor, la curación y la función. La ESWT es más eficaz para las tendinopatías crónicas o las patologías de los tejidos blandos, sobre todo cuando se integra en programas integrales de entrenamiento, recuperación y tratamiento de lesiones. Los deportistas que busquen un aumento menor del rendimiento sin afecciones subyacentes deben sopesar los costes y las pruebas limitadas. Con la investigación en curso y los datos a largo plazo, la comprensión del potencial de la terapia con ondas de choque seguirá evolucionando. En la actualidad, se justifica un optimismo cauteloso: la ESWT ofrece beneficios terapéuticos reales para aplicaciones específicas, pero no es un potenciador universal del rendimiento ni un mero placebo.

Referencias

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