La picadura de la onda expansiva: Qué esperar
La terapia con ondas de choque, o terapia extracorpórea con ondas de choque (ESWT), es un tratamiento no invasivo que utiliza ondas acústicas de alta energía para estimular la cicatrización en afecciones musculoesqueléticas. Se utiliza habitualmente en lesiones crónicas de tendones, fascitis plantar y tendinitis calcificada del hombro. Durante una sesión, un dispositivo manual envía pulsos rápidos de energía a la zona afectada, aumentando la circulación sanguínea, rompiendo las calcificaciones y estimulando la regeneración celular. La mayoría de los pacientes sienten una serie de impulsos rápidos y repetitivos, a menudo descritos como un dolor sordo, una presión o una sensación de golpeteo agudo. El nivel de molestia varía en función de:
- La zona de tratamiento (las zonas óseas suelen ser más sensibles).
- Ajustes del nivel de energía (las intensidades más altas pueden causar más molestias).
- Tolerancia personal al dolor (algunas personas son más sensibles por naturaleza).
Aunque se espera cierta incomodidad, el dolor intenso no es el objetivo. El tratamiento con ondas de choque debe ser tolerable, aunque ligeramente desagradable.
Dolor normal frente a dolor preocupante: conozca la diferencia
El dolor es una preocupación habitual de los pacientes sometidos a tratamiento con ondas de choque. Sin embargo, es importante distinguir las sensaciones normales del tratamiento del dolor problemático.
Dolor normal y esperado
- Un dolor sordo o una ligera molestia durante la sesión, que disminuye a medida que el cuerpo se adapta.
- Un aumento temporal del dolor durante las 24-48 horas posteriores al tratamiento.
- Una sensación de "buen dolor", similar al masaje de tejidos profundos o a las agujetas después de entrenar.
Dolor de bandera roja: cuándo preocuparse
- Dolor agudo e intenso que empeora con cada pulsación, en lugar de remitir.
- Hinchazón grave, hematomas o sensibilidad extrema después del tratamiento.
- Dolor persistente durante más de unos días sin signos de mejoría.
Si experimenta molestias extremas, es posible que el terapeuta deba ajustar la intensidad o explorar métodos alternativos.
¿Continuar o parar?
Las molestias leves durante y después del tratamiento no son motivo para interrumpirlo, sino que a menudo indican que el tratamiento está actuando eficazmente sobre el tejido dañado. La mayoría de los pacientes notan una mejora significativa en los niveles de dolor después de 3-5 sesiones.
Sin embargo, considere pausar o ajustar el tratamiento si:
- El dolor es demasiado intenso para tolerarlo, incluso con los ajustes más bajos.
- Sus síntomas empeoran con el tiempo en lugar de mejorar.
- Padece una enfermedad subyacente que le hace más sensible al tratamiento con ondas de choque (por ejemplo, trastornos nerviosos u osteoporosis grave).
Comente siempre sus dudas con el profesional sanitario antes de interrumpir el tratamiento.
Cómo hacer más cómoda la terapia con ondas de choque
Si la terapia con ondas de choque le resulta demasiado dolorosa, aquí tiene algunas formas de minimizar las molestias:
- Bajar la intensidad: Los terapeutas pueden empezar con niveles de energía más bajos e ir aumentándolos gradualmente a medida que el cuerpo se adapta.
- Uso de anestésicos: Algunas clínicas aplican anestésicos tópicos en las zonas sensibles antes del tratamiento.
- Hidratación y descanso: Beber mucha agua elimina los residuos metabólicos, reduciendo la inflamación post-tratamiento.
- Espaciar las sesiones: Dejar más tiempo de recuperación entre tratamientos puede ayudar a minimizar las molestias persistentes.
- Posicionamiento adecuado: Ajustar la alineación del cuerpo durante el tratamiento puede evitar una presión excesiva en puntos sensibles.
Muchos pacientes notan que las molestias disminuyen con cada sesión a medida que los tejidos empiezan a cicatrizar.
El veredicto: El dolor no siempre es mala señal
Experimentar cierto nivel de dolor durante el tratamiento con ondas de choque es normal y a menudo beneficioso. Significa que el tratamiento está desencadenando una respuesta curativa. Sin embargo, no debe ignorarse el dolor intenso o prolongado. Trabajar estrechamente con el terapeuta para ajustar la intensidad y controlar las molestias puede garantizar una recuperación segura y eficaz. Si el dolor se vuelve inmanejable, explore enfoques alternativos para asegurarse de que su viaje de curación sigue por buen camino.