Introducción
El síndrome del túnel tarsiano (STT) es una afección dolorosa causada por la compresión o irritación del nervio tibial en su recorrido por el túnel tarsiano, un espacio estrecho en la parte interior del tobillo. A menudo comparado con el síndrome del túnel carpiano de la muñeca, el STT puede provocar ardor, hormigueo o dolor punzante que se irradia al talón, el arco o los dedos del pie. Para los pacientes que padecen esta afección, las intervenciones tradicionales, como las plantillas ortopédicas, las inyecciones de corticoesteroides e incluso la cirugía, no siempre proporcionan un alivio duradero. En los últimos años han cobrado importancia los tratamientos no invasivos, sobre todo para las afecciones musculoesqueléticas y neuropáticas. Uno de estos métodos, el tratamiento con ondas de choque, se perfila como una solución viable para aliviar el dolor de pies de origen nervioso. Este blog explora si la terapia con ondas de choque puede aliviar eficazmente los síntomas del STC, cómo funciona, qué pruebas clínicas respaldan su uso y qué pueden esperar los pacientes durante el tratamiento.
Síndrome del túnel tarsiano (STT)
El STT se produce cuando el nervio tibial posterior se comprime dentro del túnel tarsiano, un canal fibroóseo situado detrás del maléolo medial. Este túnel no sólo contiene el nervio tibial, sino también la arteria tibial posterior, las venas y los tendones. Los factores que contribuyen a la compresión del nervio pueden ser:
- Sobrepronación (arcos aplanados)
- Traumatismos o esguinces de tobillo
- Lesiones ocupantes de espacio como quistes ganglionares
- Diabetes mellitus o neuropatía periférica
- Articulación inflamatoria
Los síntomas más comunes del STT son
- Sensación de quemazón u hormigueo a lo largo de la planta del pie.
- Dolor agudo y punzante que se irradia a los dedos de los pies.
- Entumecimiento o debilidad
- Dolor exacerbado al permanecer de pie o caminar durante periodos prolongados.
El auge de los tratamientos no invasivos
En los últimos años, se ha producido un cambio significativo hacia terapias no invasivas para el tratamiento de afecciones musculoesqueléticas y neuropáticas crónicas. Esta tendencia refleja la creciente preferencia de pacientes y médicos por métodos de tratamiento que eviten los riesgos quirúrgicos, minimicen el tiempo de inactividad y favorezcan la curación natural. Tradicionalmente, afecciones como el síndrome del túnel tarsiano, la fascitis plantar y el dolor neuropático se han tratado con fisioterapia, inyecciones de corticoesteroides, dispositivos ortopédicos o cirugía. Sin embargo, es posible que estos métodos no proporcionen alivio a largo plazo a todos los pacientes. Por ello, tratamientos como la terapia con ondas de choque extracorpóreas (ESWT) han ganado adeptos por su potencial regenerativo, su perfil de seguridad y su éxito clínico en la estimulación de la reparación tisular y la modulación del dolor nervioso sin incisiones ni dependencia farmacológica.
¿Qué es la terapia de ondas de choque?
Para entender cómo la terapia con ondas de choque puede tratar el síndrome del túnel tarsiano (STT), es esencial comprender los fundamentos del tratamiento en sí. La terapia con ondas de choque, también conocida como terapia con ondas de choque extracorpóreas (ESWT), es un procedimiento no invasivo que utiliza ondas acústicas para estimular la curación de los tejidos musculoesqueléticos y neurológicos. Su origen se remonta al tratamiento de cálculos renales, pero desde entonces ha cobrado importancia en ortopedia y tratamiento del dolor debido a su capacidad regenerativa.
Tecnología de la terapia de ondas de choque

La terapia de ondas de choque consiste en la transmisión de ondas sonoras mecánicas a través de la piel hasta los tejidos subyacentes. Estas ondas acústicas suministran energía a alta presión, que interactúa con los tejidos a nivel celular. Existen dos formas principales de terapia con ondas de choque: la terapia con ondas de choque focalizadas (FSWT) y la terapia con ondas de presión radiales (RPWT). La FSWT penetra en los tejidos más profundos con gran precisión, mientras que la RPWT dispersa la energía por una superficie más amplia para un tratamiento superficial. Los efectos fisiológicos se atribuyen en gran medida a la mecanotransducción, un proceso por el cual los estímulos mecánicos se convierten en actividad bioquímica. Esto inicia una cascada de respuestas curativas, como la angiogénesis (formación de nuevos vasos sanguíneos), el aumento de la permeabilidad celular, la estimulación de la producción de colágeno y la modulación de la inflamación. Además, la ESWT desorganiza los tejidos calcificados y las adherencias fibróticas, favoreciendo aún más la reparación estructural y el restablecimiento de la función. Estas propiedades son especialmente beneficiosas en zonas con flujo sanguíneo limitado y daños crónicos, como el túnel tarsiano.
Terapia con ondas de choque para la neuropatía y el atrapamiento nervioso
Un uso prometedor de la terapia con ondas de choque es el tratamiento de neuropatías y síndromes de atrapamiento nervioso. Estas afecciones implican nervios periféricos comprimidos o inflamados, que causan dolor, entumecimiento, hormigueo y debilidad. El síndrome del túnel tarsiano, por ejemplo, se produce cuando el nervio tibial posterior está comprimido dentro del túnel tarsiano. La terapia de ondas de choque ayuda aumentando los niveles de óxido nítrico y mejorando el flujo sanguíneo al nervio. También estimula las células de Schwann, que favorecen la regeneración nerviosa y la mielinización. Además, el tratamiento calma los receptores del dolor y reduce los niveles de mediadores inflamatorios como la sustancia P, el TNF-α y la IL-1β. Reduce el estrés oxidativo y favorece un entorno de curación más sano. Esto mejora la función nerviosa y reduce el dolor neuropático. El éxito en el tratamiento del síndrome del túnel carpiano y la neuropatía diabética respalda su uso en el tratamiento del STC.
Tratamiento del síndrome del túnel tarsiano con ondas de choque
La terapia de ondas de choque ofrece un enfoque polifacético para tratar el síndrome del túnel tarsiano. Sus efectos van más allá del simple alivio del dolor; aborda las causas profundas de la afección reduciendo la compresión, mejorando la vascularización, controlando la inflamación y favoreciendo la reparación del nervio. Entender cómo interactúa la ESWT con las características anatómicas y patológicas del túnel tarsiano permite comprender mejor su valor terapéutico.
Reducción de la compresión del nervio tibial
El síndrome del túnel tarsiano se produce cuando el nervio tibial posterior se comprime dentro de los estrechos confines del túnel tarsiano, a menudo debido a una inflamación de los tejidos blandos, una cicatrización o una disfunción biomecánica. Esta compresión puede provocar graves molestias, hormigueo o sensación de quemazón en el pie y el tobillo. La terapia con ondas de choque trata estos problemas favoreciendo la descomposición del tejido fibrótico y aumentando la flexibilidad de los músculos y la fascia circundantes. La energía mecánica de las ondas de choque altera las adherencias y el tejido cicatricial que pueden contribuir al atrapamiento del nervio. Además, la ESWT puede ayudar a relajar los músculos hiperactivos y a disminuir el tono muscular local, reduciendo así la tensión mecánica sobre el nervio. La terapia también promueve la remodelación del tejido, lo que permite un espacio del túnel tarsiano más abierto y flexible, reduciendo en última instancia la presión ejercida sobre el nervio tibial.
Mejora de la microcirculación en el túnel tarsiano
Un flujo sanguíneo adecuado es crucial para la salud y la curación de los nervios, especialmente en regiones como el túnel tarsiano, donde la circulación puede estar comprometida debido a la inflamación o a limitaciones anatómicas. Se ha demostrado que el tratamiento con ondas de choque mejora significativamente la microcirculación al estimular la angiogénesis y aumentar la densidad capilar. El tratamiento induce un microtraumatismo controlado que activa los mecanismos de reparación celular, dando lugar a la liberación del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF) y otros agentes angiogénicos. El resultado es la formación de nuevos vasos sanguíneos, una mejor oxigenación y un mayor aporte de nutrientes al nervio y los tejidos circundantes. La mejora de la circulación no sólo acelera la cicatrización, sino que también ayuda a eliminar los metabolitos inflamatorios y a reducir el edema, dos factores que contribuyen a la irritación del nervio y al dolor en el STC.
Modulación del dolor y control de la inflamación
El dolor en el síndrome del túnel tarsiano no se debe únicamente a la compresión mecánica, sino que también implica componentes bioquímicos y neurológicos. La terapia con ondas de choque aborda estos factores mediante efectos neuromoduladores y antiinflamatorios. Al alterar la actividad de los nociceptores periféricos, la ESWT puede reducir significativamente la percepción del dolor en la zona tratada. La terapia también reduce la producción de citocinas y neuropéptidos proinflamatorios, creando un entorno propicio para la curación. En particular, la ESWT reduce los niveles de sustancia P y péptido relacionado con el gen de la calcitonina (CGRP), que intervienen en la transmisión del dolor y la inflamación. El resultado no es sólo una analgesia temporal, sino una reducción a largo plazo de la sensibilidad al dolor, que es fundamental para los pacientes que sufren síntomas crónicos de STC.
Reparación del tejido nervioso
Quizá el beneficio más convincente de la terapia con ondas de choque para el síndrome del túnel tarsiano sea su capacidad para facilitar la regeneración real del nervio. Los nervios periféricos tienen una capacidad de autorreparación limitada, especialmente cuando están crónicamente comprimidos o inflamados. La ESWT aumenta este potencial regenerativo estimulando las células de Schwann, incrementando la expresión del factor de crecimiento nervioso (NGF) y promoviendo el brote axonal. Las pruebas clínicas y experimentales sugieren que las ondas de choque potencian la remielinización y mejoran la velocidad de conducción nerviosa, dos factores esenciales para restaurar la función neurológica normal. Además, la ESWT fomenta el reclutamiento de macrófagos y la eliminación de restos celulares, acelerando la reparación de las fibras nerviosas dañadas. Estos efectos regenerativos son especialmente valiosos en casos avanzados o prolongados de STT en los que se han producido daños nerviosos estructurales.

Pruebas clínicas que respaldan el tratamiento con ondas de choque para el STC
Aunque los beneficios teóricos de la terapia con ondas de choque son convincentes, la validación clínica es esencial para establecer su papel en el tratamiento del síndrome del túnel tarsiano. Un número creciente de publicaciones, incluidos ensayos controlados aleatorizados, estudios de casos y análisis observacionales, respaldan la eficacia de la ESWT para aliviar los síntomas y mejorar la función en pacientes con STT.
Lo que dice la investigación
Varios estudios clínicos han examinado el uso de la ESWT en neuropatías por atrapamiento, con resultados que pueden extrapolarse al síndrome del túnel tarsiano. Las investigaciones han demostrado mejoras en los estudios de conducción nerviosa, las escalas de dolor (como la EAV y la NRS) y la movilidad funcional tras un tratamiento con ESWT. En un estudio en el que participaron pacientes con STT secundario a quemaduras, el tratamiento con ondas de choque mejoró significativamente la latencia del nervio tibial posterior y disminuyó el dolor en el pie. Otros estudios sobre el síndrome del túnel carpiano y el atrapamiento del nervio radial han demostrado que la ESWT puede mejorar los umbrales sensoriales, reducir la inflamación y mejorar los parámetros de calidad de vida. Aunque los estudios específicos centrados exclusivamente en el STC idiopático son limitados, el éxito de la ESWT en afecciones anatómica y patológicamente similares respalda firmemente su posible uso en este contexto.
Opiniones de expertos y directrices
Las directrices clínicas para el tratamiento de los atrapamientos nerviosos periféricos incluyen cada vez más la terapia con ondas de choque como opción de tratamiento complementario no invasivo. Podólogos, fisiatras y neurólogos reconocen su perfil de seguridad, sus efectos regenerativos y su aplicabilidad en casos en los que las terapias convencionales han fracasado o están contraindicadas. Los expertos recomiendan el uso de la ESWT en combinación con intervenciones biomecánicas como ortesis, modificaciones de la actividad y fisioterapia para maximizar los resultados. También se hace hincapié en la selección adecuada de los pacientes, teniendo en cuenta factores como la duración de los síntomas, los resultados de la conducción nerviosa y las anomalías anatómicas. Aunque todavía no es un tratamiento estándar de primera línea, la ESWT está ganando terreno como opción no quirúrgica preferida para tratar el STT crónico o refractario.
Ventajas e inconvenientes de la terapia con ondas de choque para el STC
Como con cualquier modalidad de tratamiento, terapia de ondas de choque ofrece una combinación de ventajas y limitaciones. Sopesar los pros y los contras puede ayudar a pacientes y médicos a determinar si este enfoque es adecuado para tratar el síndrome del túnel tarsiano.
Beneficios
- No invasivo: Elimina los riesgos y el tiempo de inactividad asociados a la intervención quirúrgica.
- Alivio sin fármacos: Ofrece alivio del dolor sin depender de fármacos, ideal para pacientes que evitan la medicación.
- Eficacia demostrada: Muchos pacientes experimentan una reducción del dolor y una mejora de la función del pie tras una serie de sesiones.
- Estimulación biológica: Promueve la cicatrización natural a través de la neovascularización y el reclutamiento de factores de crecimiento.
- Sesiones rápidas: Cada tratamiento es relativamente breve y no suele requerir anestesia.
- Menos efectos secundarios sistémicos: Una opción más segura para pacientes con múltiples problemas de salud o que toman varios medicamentos.
- Complementario: Puede combinarse con fisioterapia, ortopedia u otros tratamientos conservadores para obtener mejores resultados.
Inconvenientes
- Coste de bolsillo: A menudo no lo cubre el seguro; pueden ser necesarias varias sesiones para obtener todos los beneficios.
- Resultados variables: No todos los pacientes responden de la misma manera: algunos pueden experimentar poca o ninguna mejoría.
- Molestias temporales: Después del tratamiento puede aparecer dolor, enrojecimiento o una leve hinchazón.
- Depende del operador: Los resultados pueden variar en función de la experiencia y habilidad del profesional con el aparato.
- No es adecuado para todos: Menos eficaz en casos con lesiones nerviosas graves o de larga duración.
¿Quién es el candidato ideal?
Identificar a los candidatos adecuados para la terapia con ondas de choque mejora el éxito del tratamiento. Aunque la terapia es segura para la mayoría de las personas, resulta especialmente eficaz para determinados perfiles.
La mejor opción para la terapia con ondas de choque
- Casos de TTS de leves a moderados: Especialmente los que no responden a tratamientos conservadores como plantillas ortopédicas, AINE o fisioterapia.
- Aparición reciente de los síntomas: Los pacientes con síntomas más recientes suelen responder más rápidamente a la terapia.
- Personas activas: Los deportistas y las personas que utilizan mucho los pies se benefician de una recuperación más rápida y un tiempo de inactividad mínimo.
- Pacientes con aversión a la cirugía: Ideal para quienes desean evitar medicamentos o procedimientos invasivos debido a efectos secundarios o preferencias personales.
- Apoyo posquirúrgico: Útil para quienes se recuperan de una cirugía de descompresión parcial como terapia complementaria.
- Personas con indicación quirúrgica: Indicado para pacientes con condiciones de salud que hacen que la cirugía sea arriesgada.
Cuándo puede no funcionar
- STC avanzado o crónico: la compresión nerviosa grave con daño permanente puede requerir descompresión quirúrgica.
- Contraindicaciones médicas: No recomendado para individuos con trastornos de la coagulación, cáncer o aquellos con marcapasos.
- Poblaciones especiales: Normalmente se evita en niños, embarazadas o cualquier persona con heridas abiertas o infecciones en la zona de tratamiento.
- Causas estructurales: Ineficaz cuando los síntomas derivan de deformidades biomecánicas como pie plano grave o espolones óseos.
Primero la evaluación del médico
Antes de iniciar el tratamiento con ondas de choque, es fundamental realizar una evaluación clínica exhaustiva. Esto incluye una anamnesis detallada, una exploración física y, potencialmente, pruebas de diagnóstico por imagen como una resonancia magnética o una ecografía para evaluar la gravedad del atrapamiento nervioso y descartar diagnósticos diferenciales. Debe consultarse a un podólogo, traumatólogo o neurólogo familiarizado con la anatomía del túnel tarsiano y el uso de la terapia de ondas de choque. A continuación se puede crear un plan de tratamiento a medida para maximizar los resultados y minimizar los riesgos.
Qué esperar de una sesión
Entender lo que ocurre durante y después de una sesión de terapia con ondas de choque puede ayudar a aliviar la ansiedad del paciente y a establecer expectativas realistas.
Resumen del procedimiento
Cada sesión suele durar entre 15 y 30 minutos. El paciente se acuesta o se sienta en una posición cómoda con el pie afectado expuesto. Se aplica un gel conductor a la zona de tratamiento para garantizar una transferencia eficaz de la energía. A continuación, el médico utiliza un aplicador manual para enviar pulsos acústicos focalizados a la zona del túnel tarsiano. La sensación puede describirse como una serie de golpecitos leves o moderados contra la piel. Aunque pueden producirse algunas molestias durante el procedimiento, en general se toleran bien. La intensidad y duración del tratamiento pueden ajustarse en función de la opinión del paciente y de los objetivos terapéuticos. La mayoría de los protocolos incluyen tratamientos semanales durante 3 a 6 semanas, aunque el programa puede variar en función de la gravedad de los síntomas.
Recuperación tras el tratamiento
La recuperación suele ser rápida, y la mayoría de los pacientes reanudan sus actividades cotidianas inmediatamente después de cada sesión. Sin embargo, algunos pueden experimentar dolor temporal, enrojecimiento o hinchazón leve en el lugar del tratamiento. Estos síntomas suelen desaparecer al cabo de unas horas o un par de días. A menudo se aconseja a los pacientes que eviten la actividad física intensa en el pie tratado durante 24-48 horas. La aplicación de hielo y el mantenimiento de la hidratación pueden ayudar a minimizar las molestias. No suele ser necesario utilizar calzado especial, aunque puede recomendarse el uso de plantillas ortopédicas para mantener la alineación estructural. Los pacientes también deben asistir a evaluaciones de seguimiento para controlar la mejoría y determinar si son necesarias sesiones adicionales.
Cómo maximizar los resultados
Los resultados de la terapia con ondas de choque pueden mejorarse significativamente con medidas de apoyo que promuevan la curación del nervio y eviten una nueva lesión.

Modificaciones del estilo de vida
- Mantener un peso saludable: Reduce la presión sobre el nervio tibial y disminuye la tensión en los pies.
- Controlar los niveles de azúcar en sangre: Especialmente importante en pacientes diabéticos para prevenir daños nerviosos.
- Utiliza calzado de apoyo: Un calzado acolchado y bien ajustado puede aliviar la tensión en el pie y el tobillo.
- Limite el estrés repetitivo: Evite permanecer de pie durante mucho tiempo o realizar movimientos repetitivos con los pies que puedan agravar los síntomas.
- Incorporar ejercicios de estiramiento/fortalecimiento: Las rutinas guiadas por fisioterapeutas ayudan a corregir los desequilibrios musculares que contribuyen a la compresión nerviosa.
- Dé prioridad a la nutrición de apoyo a los nervios: Incluya vitaminas del grupo B, omega-3 y magnesio para una salud nerviosa óptima.
- Deje de fumar y controle el estrés: Ambos hábitos pueden dificultar el flujo sanguíneo y ralentizar el proceso de curación.
Terapias de seguimiento
- Fisioterapia: Mejora la movilidad y favorece la descompresión nerviosa a largo plazo.
- Acupuntura y terapia manual: Opciones complementarias que pueden mejorar la circulación y reducir el dolor.
- Uso de férulas u ortesis nocturnas: Ayuda a aliviar los síntomas nocturnos y a mantener una posición adecuada del pie.
- Medicamentos específicos o inyecciones: Su uso a corto plazo durante la fase inicial del tratamiento puede ayudar a controlar la inflamación.
- Seguimientos médicos rutinarios: Necesarios para controlar la evolución y ajustar el plan de cuidados si es necesario.
- Sesiones de ondas de choque de mantenimiento: Recomendadas cada varios meses en casos crónicos o recurrentes de STC.
Preguntas más frecuentes (FAQ)
Muchos pacientes notan una reducción del dolor al cabo de una o dos semanas de la primera sesión. Sin embargo, los resultados óptimos suelen aparecer después de 3-6 tratamientos espaciados durante varias semanas. La cicatrización continúa incluso después de la última sesión debido a los procesos biológicos en curso estimulados por la terapia, como la neovascularización y la remodelación tisular.
La mayoría de los pacientes describen la sensación como ligeramente molesta más que dolorosa. El nivel de molestia depende de la intensidad de las ondas de choque y de la sensibilidad de la zona tratada. Algunos dispositivos ofrecen ajustes del nivel de energía para garantizar una experiencia tolerable y específica para cada paciente.
Aunque la terapia con ondas de choque puede reducir significativamente los síntomas y mejorar la función nerviosa, no garantiza la curación del STC en todos los casos. Es más eficaz en compresiones de leves a moderadas y suele utilizarse en combinación con fisioterapia, órtesis o cambios en el estilo de vida para obtener resultados a largo plazo.
Muchos pacientes experimentan un alivio duradero, especialmente cuando se aborda la causa fundamental de la compresión nerviosa. Sin embargo, pueden producirse recidivas si no se corrigen los factores agravantes, como un calzado inadecuado o problemas biomecánicos. Las estrategias de mantenimiento, como el cuidado de los pies, los ajustes ergonómicos y la terapia de seguimiento, ayudan a mantener los resultados.
No se recomienda el tratamiento con ondas de choque a personas con neuropatía periférica grave, infecciones activas cerca de la zona de tratamiento, trastornos de la coagulación de la sangre o embarazadas. Un médico debe evaluar cada caso para descartar contraindicaciones antes de iniciar el tratamiento.
Veredicto final: ¿Merece la pena probarlo?
El tratamiento con ondas de choque es una solución prometedora y no invasiva para tratar el síndrome del túnel tarsiano, especialmente para quienes buscan alternativas a la medicación o la cirugía. Con un respaldo clínico cada vez mayor y resultados favorables para los pacientes, se perfila como una valiosa adición al arsenal de tratamientos. Sin embargo, no es una panacea. Los resultados dependen de una intervención precoz, un diagnóstico preciso y planes de atención individualizados. La consulta con un profesional sanitario cualificado es esencial para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos.