Introducción: Cuando su perro cojea, usted escucha
Todos los propietarios de perros conocen ese momento en el que su amado compañero de repente cojea de una pata, mostrando una inconfundible cojera que hace que su corazón se conmueva de preocupación. Cuando esta cojera afecta a la pata trasera, sobre todo después de una actividad física o un juego, suele ser señal de una de las lesiones ortopédicas más comunes en medicina canina: una rotura del ligamento cruzado craneal. Esta devastadora lesión puede convertir a un perro activo y juguetón en un participante reacio a sus actividades favoritas, por lo que tanto la mascota como el propietario deben buscar soluciones de tratamiento eficaces que no requieran una intervención quirúrgica invasiva.
¿Qué es una rotura del ligamento cruzado craneal (LCC)?
El ligamento cruzado craneal (LCC), equivalente al ligamento cruzado anterior (LCA) en los humanos, sirve como estructura estabilizadora crítica dentro de la articulación de la rodilla canina. Este tejido conectivo fibroso impide el desplazamiento excesivo hacia delante de la tibia con respecto al fémur y controla la rotación interna durante las actividades de carga. Cuando este ligamento se rompe, ya sea parcial o totalmente, la inestabilidad articular resultante crea una cascada de disfunciones biomecánicas que comprometen los patrones normales de la marcha y la mecánica articular. A diferencia de las lesiones del LCA en humanos, que suelen ser el resultado de un traumatismo agudo, las roturas del LCC canino suelen desarrollarse a través de una degeneración progresiva, lo que hace que la afección se denomine con más precisión enfermedad del ligamento cruzado craneal (CCLD) en lugar de simple rotura.
Cómo afectan las lesiones del LCC a la vida de su perro
Las lesiones del LCC afectan profundamente a la calidad de vida del perro, creando limitaciones que van mucho más allá de los simples problemas de movilidad. La fase aguda inicial se presenta con cojera grave, reticencia a soportar peso sobre la extremidad afectada y molestias evidentes durante el movimiento o la palpación. A medida que la afección progresa a fases crónicas, se desarrollan patrones de marcha compensatorios que ejercen una tensión anormal sobre las extremidades contralaterales y el esqueleto axial. La inestabilidad articular acelera el desarrollo de la enfermedad articular degenerativa, que conduce a la artritis progresiva, la atrofia muscular y el dolor crónico. Los perros pueden mostrar cambios de comportamiento que incluyen una disminución de los niveles de actividad, reticencia a subir escaleras o saltar y una menor participación en actividades que antes disfrutaban, lo que disminuye significativamente su satisfacción vital y bienestar general.
Por qué las razas grandes y activas corren más riesgo
Ciertas razas muestran una predisposición significativamente mayor a las lesiones del LCC debido a factores genéticos, conformación anatómica y niveles de actividad. Los perros de razas grandes, como el Labrador Retriever, el Golden Retriever, el Rottweiler y el Pastor Alemán, presentan una mayor susceptibilidad debido a las tensiones biomecánicas relacionadas con su tamaño y a la posible predisposición genética a la debilidad ligamentosa. Las razas deportivas activas se enfrentan a un riesgo elevado debido a actividades de alta intensidad que implican cambios bruscos de dirección, saltos y movimientos pivotantes que someten al LCC a una tensión excesiva. Además, factores como los ángulos pronunciados de la meseta tibial, las influencias hormonales que afectan a la fuerza del ligamento y los procesos inflamatorios inmunomediados contribuyen a aumentar la vulnerabilidad. La comprensión de estos factores de riesgo permite estrategias de gestión proactivas y protocolos de intervención temprana que pueden prevenir o minimizar la gravedad de la lesión.
Cómo reconocer los signos de una lesión del LCC
Cojera repentina en una pata trasera, a menudo lo suficientemente grave como para que el perro evite soportar peso.
Cojera intermitente o crónica, especialmente después de hacer ejercicio o jugar.
Hinchazón y acumulación de líquido (derrame) alrededor de la articulación de la rodilla.
Dolor al manipular la articulación, en particular durante el examen veterinario.
Prueba del cajón positiva, que indica un movimiento anormal de la articulación de la rodilla.
Cambios en la postura al sentarse, como sentarse con la pierna afectada extendida hacia fuera.
Reticencia a levantarse después de haber estado tumbado durante mucho tiempo.
Disminución de la capacidad para saltar o subir escaleras.
Mejoría temporal seguida de inflamación crónica, debida a la inestabilidad de la articulación y al desarrollo de artritis.

Opciones de tratamiento: Cirugía frente a cuidados no quirúrgicos
El tratamiento de las lesiones del LCC en perros ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, con enfoques terapéuticos que van desde la intervención quirúrgica agresiva hasta protocolos de tratamiento conservador exhaustivos. Conocer las distintas opciones disponibles ayuda a los propietarios a tomar decisiones informadas en función de las circunstancias específicas de su perro, su estado de salud general y los requisitos de su estilo de vida. En esta sección se analizan los enfoques quirúrgicos y no quirúrgicos y se explican las ventajas y limitaciones de cada modalidad de tratamiento.
Intervenciones quirúrgicas: TPLO, TTA y sutura lateral
Los enfoques quirúrgicos tradicionales para la reparación del LCC incluyen varias técnicas distintas, cada una de ellas diseñada para restaurar la estabilidad articular a través de diferentes principios biomecánicos. La osteotomía de nivelación de la meseta tibial (TPLO) consiste en cortar y rotar la meseta tibial para eliminar la necesidad de la función del LCC cambiando la geometría de la articulación. El avance de la tuberosidad tibial (TTA) desplaza la tuberosidad tibial hacia delante para neutralizar el empuje tibial craneal durante la carga de peso. Las técnicas de sutura lateral, también conocidas como reparación extracapsular, colocan materiales sintéticos fuera de la cápsula articular para proporcionar estabilización externa. Cada procedimiento requiere anestesia general, implica una disección tisular significativa y requiere periodos de recuperación prolongados con una restricción estricta de la actividad. Aunque estas cirugías pueden ser muy eficaces, conllevan riesgos inherentes y pueden no ser adecuadas para todos los pacientes.
Ventajas e inconvenientes de la cirugía: ¿Es siempre necesaria?
La intervención quirúrgica ofrece una estabilización definitiva de la articulación y suele proporcionar excelentes resultados funcionales a largo plazo para perros activos, en particular los que pesan más de 18 kilos o participan en actividades de alto rendimiento. Las principales ventajas son la estabilización inmediata de la articulación, la posibilidad de recuperar la función atlética completa y unas tasas de éxito basadas en pruebas que superan los 90% para los candidatos adecuados. Sin embargo, los riesgos quirúrgicos incluyen complicaciones anestésicas, infección, fallo del implante, dolor continuo y posible necesidad de procedimientos de revisión. Las consideraciones económicas son importantes, ya que los costes suelen superar varios miles de dólares. Los periodos de recuperación se extienden de 8 a 12 semanas, con estrictos requisitos de confinamiento que pueden suponer un reto para los perros activos y sus familias. Además, algunos perros pueden desarrollar una enfermedad articular degenerativa a pesar de una cirugía satisfactoria, lo que pone en duda que la intervención invasiva sea siempre necesaria para obtener resultados óptimos.
El creciente atractivo de los tratamientos no quirúrgicos
El tratamiento no quirúrgico suele incluir una combinación de analgésicos, modificación del ejercicio, suplementos articulares, rehabilitación física y, posiblemente, aparatos ortopédicos, lo que representa un enfoque integral que aborda múltiples aspectos del tratamiento de las lesiones del LCC. El creciente interés por el tratamiento conservador se debe al reconocimiento de que muchos perros, en particular las razas pequeñas y los pacientes de edad avanzada, pueden lograr resultados funcionales aceptables sin intervención quirúrgica. Los enfoques no quirúrgicos ofrecen varias ventajas, como la eliminación de los riesgos anestésicos y quirúrgicos, el inicio inmediato del tratamiento, una menor carga económica y la posibilidad de combinar múltiples modalidades terapéuticas. Los recientes avances en medicina regenerativa, técnicas de rehabilitación física y terapias de apoyo han ampliado la eficacia del tratamiento conservador. Sin embargo, el éxito depende en gran medida del cumplimiento por parte del propietario, de la selección adecuada de los casos y de protocolos de tratamiento integrales que aborden tanto el tratamiento de los síntomas como la fisiopatología subyacente.
Desmitificación de la terapia de ondas de choque
La terapia con ondas de choque extracorpóreas ha surgido como una modalidad de tratamiento revolucionaria en medicina veterinaria, que ofrece un enfoque no invasivo para tratar diversas afecciones musculoesqueléticas, incluidas las lesiones del LCC. Esta innovadora tecnología aprovecha el poder de la energía acústica para estimular los procesos de curación a nivel celular, proporcionando una alternativa a las intervenciones farmacéuticas y quirúrgicas tradicionales. Comprender los principios científicos que subyacen a la terapia con ondas de choque ayuda a veterinarios y propietarios de mascotas a apreciar su papel potencial en los protocolos de tratamiento integral del LCC.
¿Qué es la terapia con ondas de choque extracorpóreas (ESWT)?
La terapia con ondas de choque extracorpóreas (ESWT) es una modalidad de tratamiento no invasivo que utiliza pulsos acústicos de alta energía para estimular la curación y regeneración de los tejidos. Desarrollada originalmente para la disolución de cálculos renales en humanos, esta tecnología se ha adaptado para aplicaciones musculoesqueléticas tanto en medicina humana como veterinaria. La terapia consiste en generar ondas de presión radiales o focalizadas fuera del cuerpo que penetran en el tejido para llegar a las zonas diana sin causar daños térmicos. Más de 20 años de investigaciones clínicas publicadas demuestran que la terapia con ondas de choque es segura y eficaz, estableciendo su credibilidad como una opción de tratamiento basada en la evidencia. Los modernos dispositivos veterinarios de ondas de choque pueden suministrar niveles de energía precisos a profundidades tisulares específicas, lo que permite protocolos de tratamiento personalizados basados en las necesidades individuales del paciente y las características de la patología.
Cómo funciona: Pulsos de energía y regeneración de tejidos
La terapia con ondas de choque funciona mediante principios de mecanotransducción, en los que la energía mecánica se convierte en respuestas biológicas a nivel celular. Los pulsos acústicos crean breves cambios de presión dentro de los tejidos, generando burbujas de cavitación que se colapsan y crean efectos de microstreaming. Esta estimulación mecánica activa varias vías de señalización celular, incluido el aumento de la expresión de factores de crecimiento, citoquinas y mediadores inflamatorios que promueven respuestas curativas. La terapia favorece la neovascularización mediante la estimulación de la angiogénesis, lo que mejora el suministro de sangre a los tejidos lesionados y facilita el aporte de nutrientes. Además, la energía de las ondas de choque influye en la permeabilidad de la membrana celular, mejora la síntesis de proteínas y estimula el reclutamiento de células madre en las zonas lesionadas. Estos efectos combinados crean un entorno de curación óptimo que favorece la regeneración tisular, la reducción del dolor y la mejora funcional sin necesidad de intervención farmacéutica.
Por qué lo recomiendan los veterinarios para lesiones ortopédicas
Los profesionales veterinarios recomiendan cada vez más la terapia con ondas de choque para las afecciones ortopédicas debido a su capacidad única para abordar simultáneamente múltiples aspectos de la fisiopatología de la lesión. Se ha demostrado que el tratamiento con ondas de choque reduce la inflamación y aumenta la alineación de las fibras en tendones y ligamentos, lo que lo hace especialmente valioso para las lesiones del LCC, en las que la curación de los ligamentos y el control de la inflamación son primordiales. La naturaleza no invasiva del tratamiento elimina los riesgos quirúrgicos a la vez que proporciona beneficios terapéuticos cuantificables, lo que lo hace adecuado para pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía o para propietarios que buscan opciones de tratamiento conservador. Las pruebas clínicas demuestran su eficacia en diversas afecciones ortopédicas, como la curación de fracturas, tendinopatías y trastornos articulares. La posibilidad de combinar la terapia de ondas de choque con otras modalidades de tratamiento crea efectos sinérgicos que pueden mejorar los resultados generales del tratamiento, minimizando al mismo tiempo la necesidad de utilizar medicación a largo plazo.
Curación sin bisturí: Por qué funcionan las ondas de choque
Los mecanismos terapéuticos que subyacen a la eficacia de la terapia con ondas de choque para las lesiones del LCC implican procesos biológicos complejos que abordan tanto los síntomas agudos como la fisiopatología subyacente. Este enfoque integral de la curación distingue a la terapia con ondas de choque de los tratamientos tradicionales, que a menudo se centran en aspectos aislados del tratamiento de las lesiones. La comprensión de estos mecanismos permite entender por qué esta modalidad no invasiva puede lograr resultados terapéuticos significativos sin intervención quirúrgica.
Reducir el dolor y la inflamación de forma natural
La terapia con ondas de choque proporciona potentes efectos analgésicos a través de múltiples mecanismos de alivio del dolor que actúan sobre las vías de procesamiento del dolor tanto periféricas como centrales. La energía acústica estimula los mecanorreceptores de gran diámetro, activando mecanismos teóricos de control que inhiben la transmisión de señales de dolor a la médula espinal y el cerebro. Además, el tratamiento favorece la liberación de endorfinas y encefalinas, lo que proporciona un alivio natural del dolor a través de las vías opioides endógenas. El tratamiento modula las respuestas inflamatorias reduciendo las citocinas proinflamatorias, como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y la interleucina-1β (IL-1β), y fomentando la producción de mediadores antiinflamatorios. Esta modulación de la inflamación ayuda a romper el ciclo de inflamación crónica que perpetúa el dolor y el daño tisular en las lesiones del LCC. La combinación de los efectos analgésicos directos y la reducción de la inflamación a menudo proporciona un alivio inmediato de los síntomas que sigue mejorando a lo largo del tratamiento.
Estimular la cicatrización y el crecimiento de los ligamentos
Los efectos regenerativos del tratamiento con ondas de choque en el tejido ligamentoso implican la estimulación de la proliferación de fibroblastos, la síntesis de colágeno y la remodelación organizada de la matriz, esenciales para la reparación estructural. La energía acústica aumenta la expresión de factores de crecimiento, en particular el factor de crecimiento transformante beta (TGF-β) y el factor de crecimiento de fibroblastos básico (bFGF), que orquestan las respuestas de cicatrización de los ligamentos. El tratamiento fomenta la angiogénesis en el tejido del ligamento, mejorando la vascularización y el aporte de nutrientes para favorecer los procesos de cicatrización. La estimulación mecánica de las ondas de choque influye en la orientación y el entrecruzamiento de las fibras de colágeno, lo que puede mejorar las propiedades biomecánicas del tejido del ligamento en proceso de cicatrización. Aunque la regeneración completa del LCC puede no ser posible en todos los casos, la terapia puede promover la curación parcial, la maduración del tejido cicatricial y el fortalecimiento del tejido compensatorio que contribuye a mejorar la estabilidad y la función de la articulación. Este enfoque biológico de la reparación de ligamentos ofrece la esperanza de una mejora significativa sin intervención quirúrgica.
Mejorar la estabilidad articular y el equilibrio muscular
El tratamiento con ondas de choque contribuye a mejorar la estabilidad articular a través de múltiples mecanismos que abordan los componentes estructurales y neuromusculares del tratamiento de las lesiones del LCC. Los efectos del tratamiento sobre la cicatrización del ligamento y la formación de tejido cicatricial pueden proporcionar cierto grado de estabilización mecánica, aunque no equivalente a la reparación quirúrgica. Más significativamente, el tratamiento con ondas de choque influye en la función propioceptiva y el control neuromuscular estimulando los mecanorreceptores y mejorando la retroalimentación sensorial de la articulación lesionada. La mejora de la propiocepción favorece la mejora de los patrones de reclutamiento muscular y la estabilidad coordinativa que puede compensar la insuficiencia ligamentosa. La terapia también aborda la atrofia y la debilidad muscular que suelen desarrollarse como consecuencia de las lesiones del ligamento cruzado anterior, fomentando la regeneración de las fibras musculares y la función neuromuscular. Al mejorar la fuerza y la coordinación de los músculos que rodean la articulación de la rodilla, la terapia con ondas de choque puede mejorar la estabilidad dinámica y reducir la tensión compensatoria sobre el ligamento lesionado.
Mejorar la movilidad sin tiempos de inactividad
Una de las ventajas más significativas de la terapia con ondas de choque es su capacidad para mejorar la movilidad y la función sin necesidad de períodos prolongados de restricción de la actividad o confinamiento. A diferencia de las intervenciones quirúrgicas que requieren un reposo estricto durante semanas o meses, el tratamiento con ondas de choque permite a menudo continuar la actividad con las modificaciones adecuadas durante el tratamiento. Los efectos analgésicos inmediatos a menudo permiten soportar más peso y mejorar el modo de andar tras las sesiones de tratamiento. La mejora progresiva de los niveles de dolor y de la función articular permite un aumento gradual de la actividad que favorece el fortalecimiento muscular y el mantenimiento de la movilidad articular. Se trata de una solución de tratamiento no invasiva que utiliza ondas sonoras de alto pico (pulsos acústicos) que interactúan con los tejidos del cuerpo para proporcionar un alivio rápido del dolor y restaurar la movilidad y la función, por lo que resulta especialmente atractiva para los perros activos y sus propietarios que desean mantener cierto nivel de actividad normal durante el tratamiento.
Menor riesgo de efectos secundarios en comparación con la cirugía
El perfil de seguridad del tratamiento con ondas de choque representa una ventaja significativa frente a las intervenciones quirúrgicas, con contraindicaciones mínimas y efectos adversos poco frecuentes cuando se administra correctamente. A diferencia de la cirugía, que conlleva riesgos de complicaciones anestésicas, infección, fallo del implante y complicaciones de recuperación prolongada, el tratamiento con ondas de choque prácticamente no presenta efectos adversos graves. Los efectos secundarios más frecuentes son enrojecimiento temporal de la piel o molestias leves durante el tratamiento, que suelen desaparecer en cuestión de minutos u horas. No hay riesgo de complicaciones en la zona quirúrgica, no es necesario controlar el implante y no hay preocupación por las complicaciones anestésicas en pacientes de alto riesgo. Su naturaleza no invasiva lo hace adecuado para perros mayores, aquellos con enfermedades comórbidas o pacientes que no son buenos candidatos para la cirugía. Este excelente perfil de seguridad permite el tratamiento simultáneo de lesiones bilaterales del LCC y la combinación con otras modalidades terapéuticas sin preocuparse por riesgos o complicaciones añadidos.
¿Es su perro un buen candidato?
La determinación de la idoneidad para el tratamiento con ondas de choque requiere una evaluación cuidadosa de múltiples factores, como las características del paciente, la gravedad de la lesión y los objetivos del tratamiento. Aunque esta modalidad ofrece ventajas significativas para muchos perros con lesiones del LCC, el éxito depende de una selección adecuada de los casos y de una gestión realista de las expectativas. Conocer a los candidatos ideales y las posibles limitaciones ayuda a los veterinarios y a los propietarios de mascotas a tomar decisiones de tratamiento informadas que optimicen los resultados a la vez que evitan decepciones por expectativas poco realistas.
Razas, edades y niveles de actividad ideales
Ciertas características de los pacientes predicen mejores resultados con el tratamiento con ondas de choque para el tratamiento del LCC, aunque siempre hay que tener en cuenta las variaciones individuales. Los perros de tamaño pequeño o mediano (menos de 40-50 libras) suelen obtener mejores resultados funcionales con un tratamiento conservador que incluya el tratamiento con ondas de choque que sus congéneres de mayor tamaño, que pueden requerir una estabilización quirúrgica para una función óptima. Los perros mayores que no son buenos candidatos para la cirugía debido a riesgos anestésicos o enfermedades comórbidas suelen beneficiarse mucho de los tratamientos no invasivos. Los perros con menor demanda de actividad, como las mascotas de la familia en lugar de los animales de trabajo o deportivos, pueden lograr resultados funcionales aceptables sin necesidad de estabilización quirúrgica de la articulación. Sin embargo, incluso los perros activos pueden beneficiarse del tratamiento con ondas de choque como complemento del tratamiento quirúrgico o como terapia puente mientras se planifica la cirugía. La edad por sí sola no debe ser un factor determinante, ya que tanto los perros jóvenes como los mayores pueden responder favorablemente a protocolos de tratamiento administrados adecuadamente.
Tipos de desgarros del LCC más adecuados para la ESWT
El grado y la naturaleza de la lesión del LCC influyen significativamente en el éxito del tratamiento con ondas de choque, por lo que una evaluación diagnóstica adecuada es crucial para la selección apropiada de los casos. Los desgarros parciales del LCC suelen responder más favorablemente al tratamiento conservador, incluido el tratamiento con ondas de choque, que las roturas completas, ya que queda alguna estructura residual del ligamento que favorece las respuestas curativas. Las lesiones agudas pueden beneficiarse de una intervención temprana con ondas de choque para modular las respuestas inflamatorias y favorecer la cicatrización, mientras que los casos crónicos pueden requerir enfoques combinados para tratar las complicaciones secundarias. Los perros con desgarros parciales estables que presentan cojera de leve a moderada pueden lograr excelentes resultados con un tratamiento conservador integral. Sin embargo, los casos con inestabilidad articular significativa, signos de cajón grande o deterioro funcional marcado pueden requerir intervención quirúrgica para obtener resultados óptimos. "La máquina de ondas de choque ha ayudado a muchos perros a evitar la cirugía del LCC y a curarse más rápidamente tras las fracturas", lo que sugiere un beneficio particular para determinados tipos de lesiones y poblaciones de pacientes.
Contraindicaciones y limitaciones a tener en cuenta
Aunque el tratamiento con ondas de choque presenta excelentes perfiles de seguridad, deben tenerse en cuenta ciertas contraindicaciones y limitaciones durante la evaluación del paciente y la planificación del tratamiento. Entre las contraindicaciones absolutas se incluyen el tratamiento sobre tumores malignos, heridas abiertas o zonas de infección activa en las que la energía acústica podría promover respuestas tisulares no deseadas. Entre las contraindicaciones relativas se incluyen el embarazo, el tratamiento sobre placas de crecimiento en pacientes esqueléticamente inmaduros y las zonas con implantes metálicos en las que la reflexión de la energía podría causar daños tisulares. Los perros con afecciones cardiacas graves o los que reciben tratamiento anticoagulante requieren una evaluación y supervisión cuidadosas durante el tratamiento. Además, deben establecerse expectativas realistas respecto a los resultados del tratamiento, ya que la terapia con ondas de choque puede no restaurar completamente la función normal de la articulación en todos los casos. Algunos perros pueden lograr una mejora significativa, pero siguen necesitando un tratamiento continuo con modificación de la actividad, suplementos u otras terapias de apoyo para obtener resultados óptimos a largo plazo.
Lo que los propietarios deben hablar con su veterinario
La comunicación exhaustiva entre veterinarios y propietarios es esencial para planificar con éxito el tratamiento y optimizar los resultados. Los propietarios deben discutir el nivel de actividad de su perro, los requisitos de estilo de vida y los objetivos de calidad de vida para garantizar que los planes de tratamiento se ajustan a las expectativas y necesidades. Deben evaluarse minuciosamente las consideraciones económicas, incluidos los costes del tratamiento, los requisitos de frecuencia y la posible necesidad de terapias adicionales. El plazo para la mejora esperada, la posible necesidad de tratamientos combinados y las estrategias de tratamiento a largo plazo requieren un debate detallado para garantizar el cumplimiento y la satisfacción del propietario. Los propietarios deben comprender que el tratamiento con ondas de choque puede formar parte de un plan de tratamiento integral y no ser una solución aislada, que puede incluir fisioterapia, control del peso, suplementos y modificación de la actividad. Además, el debate sobre las posibles alternativas quirúrgicas y los plazos para la toma de decisiones ayuda a garantizar la progresión adecuada del tratamiento si el tratamiento conservador resulta insuficiente. Una comunicación clara sobre los protocolos de tratamiento, los resultados esperados y los parámetros de seguimiento optimiza el éxito del tratamiento y la satisfacción del propietario.
Cómo es el proceso
Comprender los aspectos prácticos del tratamiento con ondas de choque ayuda a los propietarios de mascotas a prepararse para el proceso y optimizar la experiencia y los resultados de su perro. El protocolo de tratamiento incluye procedimientos, equipos y controles específicos que garantizan una administración segura y eficaz de la terapia, al tiempo que maximizan la comodidad y el cumplimiento del paciente. Este completo resumen proporciona información sobre lo que cabe esperar a lo largo del tratamiento.

Cómo administran los veterinarios la terapia de ondas de choque
La administración de la terapia de ondas de choque comienza con un examen minucioso del paciente y la preparación de la zona de tratamiento para garantizar una administración óptima de la energía acústica y la comodidad del paciente. Normalmente se recorta el pelo de la zona de tratamiento para mejorar el acoplamiento acústico y se aplica gel conductor para eliminar las bolsas de aire que podrían interferir en la transmisión de energía. Los dispositivos de ondas de choque modernos cuentan con varios cabezales aplicadores diseñados para diferentes profundidades de tejido y zonas de tratamiento, y los veterinarios seleccionan los ajustes adecuados en función del tamaño del paciente, la ubicación de la lesión y los objetivos del tratamiento. Los perros de la población de nuestro estudio, por término medio, fueron capaces de tolerar 1 nivel de energía superior y 80 descargas adicionales del nuevo trode en comparación con el trode estándar, lo que indica mejoras continuas en la comodidad y tolerancia del tratamiento. El tratamiento consiste en la aplicación sistemática de pulsos acústicos en puntos anatómicos predeterminados alrededor de la articulación lesionada, con niveles de energía y frecuencias de pulsos ajustados en función de la respuesta del paciente y las características del tejido.
Número de sesiones y duración
Los protocolos de tratamiento de las lesiones del LCC suelen incluir varias sesiones programadas a lo largo de varias semanas para lograr resultados terapéuticos óptimos y una mejoría sostenida. La mayoría de los protocolos recomiendan de 3 a 6 sesiones de tratamiento espaciadas entre 7 y 14 días, lo que da tiempo a que se desarrollen respuestas biológicas entre los tratamientos mientras se mantiene el impulso terapéutico. Las sesiones de tratamiento individuales suelen durar entre 15 y 30 minutos, dependiendo del número de puntos de tratamiento y de los niveles de energía requeridos para las necesidades específicas del paciente. El número total de impulsos administrados por sesión varía en función de la gravedad de la lesión, el tamaño del paciente y los objetivos del tratamiento, y suele oscilar entre 1.500 y 3.000 impulsos distribuidos en múltiples puntos anatómicos. Algunos pacientes pueden beneficiarse de tratamientos de mantenimiento a intervalos prolongados para mantener las mejoras y evitar la recurrencia de los síntomas. La monitorización de la respuesta al tratamiento a lo largo del protocolo permite modificar la frecuencia, los niveles de energía o el número de sesiones en función del progreso y la tolerancia de cada paciente.
Instrucciones postratamiento para padres de mascotas
Es de esperar que sufran dolor o rigidez leves: Los perros pueden sentirse como si hubieran hecho ejercicio, pero esto suele desaparecer en 24-48 horas.
Vigile a su perro: Esté atento a cualquier comportamiento inusual o efecto secundario e informe al veterinario con prontitud.
Modificar los niveles de actividad: Restringir el ejercicio de alto impacto. Fomente los movimientos suaves y controlados para favorecer la curación.
Incluya periodos de descanso: Deje tiempo entre las sesiones para que progrese la respuesta biológica de curación.
Mantenga hidratado a su perro: Asegure un fácil acceso a agua limpia para favorecer la recuperación general.
Continúe con la medicación o los suplementos: Siga el régimen prescrito a menos que se le indique lo contrario.
Haga un seguimiento de las mejoras: Anote los cambios en la movilidad, el dolor y la función para compartirlos con su veterinario.
Mantente en contacto con el veterinario: Las actualizaciones periódicas ayudan a afinar el plan de tratamiento y a detectar problemas a tiempo.
Posibles efectos secundarios (y por qué son poco frecuentes)
La terapia con ondas de choque tiene un perfil de seguridad excelente gracias a su naturaleza no invasiva y a la administración precisa de energía que evita el daño térmico. El efecto secundario más frecuente -un leve enrojecimiento de la piel- se produce en menos del 5% de los perros y suele desaparecer en pocas horas. Algunas mascotas pueden sentir dolor o rigidez temporal después de la primera sesión a medida que los tejidos responden al tratamiento, pero esto suele resolverse en 24-48 horas sin intervención. Los efectos secundarios graves son extremadamente raros cuando los administran profesionales formados que utilizan el equipo adecuado. A diferencia de los medicamentos, la terapia de ondas de choque no conlleva riesgos de efectos sistémicos, interacciones con otros medicamentos o toxicidad acumulativa, por lo que es ideal para perros con otros problemas de salud o para los que reciben varios tratamientos. Como no genera calor, no hay riesgo de quemaduras, lo que la diferencia de otras terapias basadas en la energía. En general, su seguridad, comodidad y compatibilidad con los planes de cuidados multimodales hacen de la terapia con ondas de choque una opción fiable en medicina veterinaria.
Preguntas frecuentes
Muchos perros muestran una mejoría inicial a las 24-72 horas del primer tratamiento, con una mejoría progresiva a lo largo de 3-6 semanas. Sin embargo, las respuestas individuales varían en función de la gravedad de la lesión, la cronicidad y el estado de salud general.
La mayoría de los perros toleran bien el tratamiento con ondas de choque con mínimas molestias. Algunos pueden experimentar sensaciones leves de presión durante el tratamiento, pero el procedimiento suele aceptarse bien sin necesidad de sedación en la mayoría de los casos.
El tratamiento con ondas de choque suele costar bastante menos que la intervención quirúrgica, aunque pueden ser necesarias varias sesiones. Los costes totales varían según la ubicación geográfica y el protocolo de tratamiento, pero suelen ser entre 30 y 50% inferiores a las opciones quirúrgicas.
Sí, algunos perros pueden requerir finalmente una intervención quirúrgica si el tratamiento conservador, incluida la terapia con ondas de choque, no proporciona una mejora funcional adecuada. La terapia no excluye futuras opciones quirúrgicas.
Existen muy pocas contraindicaciones absolutas, aunque las perras preñadas, las que tienen tumores en las zonas de tratamiento o infecciones activas en los puntos de tratamiento no deben recibir la terapia. La mayoría de los perros son buenos candidatos para el tratamiento.
Reflexiones finales: Una segunda oportunidad para su perro
Una lesión del ligamento cruzado puede ser abrumadora, pero la terapia de ondas de choque ofrece una alternativa esperanzadora a la cirugía. Este tratamiento no invasivo reduce el dolor, mejora la movilidad y mejora la calidad de vida, especialmente para perros mayores, mascotas activas o familias con limitaciones económicas. La terapia de ondas de choque tiende un puente entre los cuidados conservadores y los procedimientos invasivos. Se alinea con diversas filosofías de cuidado de mascotas al ofrecer resultados reales sin tiempos de recuperación prolongados. Con más de 20 usos respaldados por pruebas -desde la curación de tendones y ligamentos hasta la artrosis y el dolor crónico-, es una opción versátil en medicina veterinaria. Aunque no todos los perros se recuperan por completo, muchos experimentan un confort duradero y una mejor funcionalidad. El éxito depende de la colaboración con un equipo veterinario cualificado, de unos objetivos realistas y de un plan completo que puede incluir el control del peso, suplementos y cambios en la actividad. A medida que avanza la atención veterinaria, la terapia con ondas de choque destaca como una herramienta compasiva y eficaz para restaurar la vida activa de su perro.
Referencias y recursos clínicos
- Cómo la terapia de ondas de choque hace que los perros vuelvan a moverse
- Terapia con ondas de choque para perros
- Terapia con ondas de choque para uso veterinario
- La terapia con ondas de choque extracorpóreas mejora los resultados tras la reconstrucción primaria del ligamento cruzado anterior con tendones isquiotibiales
- El tratamiento con ondas de choque extracorpóreas mejora el uso de la extremidad a corto plazo tras la osteotomía de nivelación de la meseta tibial canina